(ANSA) - ROMA 8 FEB - La cultura del café en Italia,
rápidamente convertida en parte de la rutina cotidiana de la
mayor parte de los italianos, tuvo un desarrollo notable, con
cafeterías que a lo largo de los siglos han permanecido en
funcionamiento, hasta convertirse en sitios históricos para el
turismo internacional.
Las cafeterías adquirieron progresivamente mayor prestigio
porque eran frecuentadas habitualmente por personajes
reconocidos, en su mayoría vinculados a la cultura, entre
escritores, políticos y filósofos, sin olvidar a estrellas del
cine y el teatro, que se reunían alrededor de una mesita.
Entre los muchos cafés históricos antiguos, el Gran Caffè
Quadri en la Venecia del siglo XVIII, que puede presumir entre
sus clientes a Stendhal, Lord Byron, Alexandre Dumas, Wagner,
Marcel Proust y Woody Allen.
Y de nuevo en Venecia la Torrefazione Marchi, frecuentada
por los futuristas venecianos, Depero, Marcello Mastroianni,
Alberto Sordi, Vittorio De Sica y muchos otros.
El Veneto alberga otro ilustre lugar de encuentro, a saber,
el Caffè Pedrocchi de Padua, símbolo de la ciudad desde su
inauguración en 1831.
El Antico Caffè Greco de Roma en Via Condotti, fundado en
1760, en cuyas mesas disfrutaron de un café Giacomo Leopardi,
Goethe, Henry James, Casanova, Keats, Andersen, Thomas Mann,
Rossini, Liszt, Silvio Pellico, Mary Shelley, Schopenhauer, Mark
Twain, Wagner, Joyce, Orson Welles, entre otros.
En Nápoles está, desde 1860, el histórico Gran Caffè
Gambrinus, con vistas a Piazza Plebiscito, que floreció en el
período Belle Époque y que atrajo a personalidades como Oscar
Wilde, Gabriele D'Annunzio y la emperatriz Sissi.
En Trieste funciona, desde 1830, el Caffè Tommaseo, el más
antiguo de la ciudad, llamado así en honor al escritor dálmata.
Y luego el Caffè degli Specchi (1839) y el Caffè San Marco,
inaugurado en 1914 y reconstruido en la década de 1920.
En la histórica Turín, desde 1763 funciona el Caffè Al
Bicerin, frecuentado por Alexandre Dumas y Camillo Benso Conte
di Cavour. También sigue vigente el Caffè Mulassano, del siglo
XIX.
En Milán no hay que olvidar beber un café en Caffè Baratti
en Piazza Castello, ligado al patrimonio cultural, y el Caffè
Fiorio, inaugurado en 1780, lugar de encuentro de los nobles de
la época y particularmente querido por Nietzsche.
También en la zona del Piamonte, parada obligada es el Caffè
Arione de Cuneo, inaugurado en 1923, lugar al que se debe la
invención del ron Cuneesi.
En Florencia, no se puede ignorar el Caffè Le Giubbe Rosse,
una encrucijada atemporal de artistas y escritores, fundado en
1897 y siempre vigente. (ANSA).
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