San Lorenzo, uno de los grandes clubes de la primera división del fútbol argentino, del cual es hincha el papa Francisco desde su niñez, se preocupa y reza por su salud.
"Mucha fuerza Francisco! Rezamos por vos", escribió en su cuenta de X el presidente de ese equipo, Marcelo Moretti, quien expresó su preocupación por el Papa en diálogo con ANSA y hasta pidió detalles de su estado de salud.El tuir está adornado por dos corazones, uno rojo y otro azul, los colores del club.
"El Papa es un símbolo de nuestro club, le ha dado, incluso, proyección internacional a San Lorenzo, sabemos cuanto quiere a la institución y cuánto ama al fútbol, al deporte", deslizó el dirigente.
Francisco es hincha de San Lorenzo de Almagro desde que era niño. Su pasión por el club se gestó en 1946, cuando el equipo se consagró campeón de la liga argentina. Jorge Bergoglio acompañaba,entonces, a su padre a ver los partidos en el estadio Gasómetro, en el barrio de Boedo, en Buenos Aires.
Admitió muchas veces que quedó fascinado por eses equipo campeón, que se destacó por sus goleadas y estilo de juego ofensivo. El Papa es socio del club con el número 88.235 y ha pagado puntualmente su cuota de membresía.
Pero, una triste historia pesa sobre San Lorenzo: a fines la década de 1970, el club fue obligado a vender su mítico estadio (un símbolo de otra época, "el Wembley de Buenos Aires") al gobierno militar que gobernaba de facto Argentina, por una deuda.
En ese escenario, donde se plasmaron proezas y gestas deportivas históricas -allí se televisó el primer partido en Argentina en 1951- se terminó construyendo un supermercado Carrefour. Ningún club en Argentina sufrió semejante humillación jamás.
Pero el club no se resignó y tras décadas de ardua lucha, logró recuperar el predio y proyecta -aunque posee uno- construir allí un nuevo recinto, que llevará por nombre estadio Papa Francisco, su hincha más ilustre, según decidió una Asamblea institucional en 2016.
En septiembre del año pasado, Moretti vivió un día inolvidable, cuando encabezó la delegación que fue recibida por Francisco en el Vaticano, en la residencia de Santa Marta, entonces el pontífice aceptó, visiblemente emocionado, que el nuevo estadio lleve su nombre.
Aquella tarde, recuerda el presidente delclub, el Papa también recibió varios obsequios: una camiseta retro con la estampa de su ídolo René Pontoni (1920-1983), una remera de básquet del Ciclón, un fragmento del viejo patio donde se fundó San Lorenzo y un pedacito de tablón de las tribunas del Viejo Gasómetro.
Según vuelve a evocar ahora Moretti, cada uno de esos objetos, meticulosamente elegidos, llevaron al Papa a recordar historias de su infancia y de cuando Bergoglio tan solo era un hincha más.
Agradecido y feliz, el Papa firmó una casaca de San Lorenzo que le había llevado la delegación, que hoy es "patrimonio de todos los cuervos", como le llaman a los hinchas de San Lorenzo.
Curiosamente, otros de los apelativos del club es "los santos", en alusión a que fue fundado por el sacerdote salesiano Lorenzo Massa, en 1908, quien eligió el nombre de un santo, San Lorenzo -nacido en España, vivió en el siglo III después de Cristo-, para bautizarlo.
En su nuevo libro, "Esperanza", Francisco confiesa que desde hace más de tres décadas no mira televisión, ni siquiera para seguir los partidos de San Lorenzo. Sin embargo, aclara que un guardia suizo siempre le cuenta sobre los resultados el equipo.
Hoy los "cuervos", "los santos" oran por la salud de su "fan" más prestigioso. Y en este domingo tan espacial, San Lorenzo enfrenta de visitante a su clásico rival, Huracán, uno de los míticos derbies del fútbol argentino, que mejor que un triunfo en ese duelo como "regalo" a Francisco, sueñan sus hinchas.
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