Además, el día anterior, domingo 6 de octubre, recitará el rosario en la Basílica romana de Santa María la Mayor, dirigiendo a la Virgen "una fervorosa súplica".
El anuncio del Pontífice llegó al final de la homilía en la misa de esta mañana en la Plaza de San Pedro, con motivo de la apertura de la segunda sesión del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad en la Iglesia.
"Reanudamos este camino eclesial con una mirada al mundo - dice Francisco - porque la comunidad cristiana siempre está al servicio de la humanidad, para anunciar a todos la alegría del Evangelio. Esto es necesario, especialmente en esta hora dramática de nuestra historia, mientras los vientos de guerra y los fuegos de la violencia continúan trastornando a pueblos y naciones enteras".
"Para invocar la intercesión de María Santísima y el don de la paz, el próximo domingo me dirigiré a la Basílica de Santa María la Mayor donde rezaré el santo rosario y dirigiré a la Virgen una ferviente súplica; si es posible, les pido también a ustedes, miembros del Sínodo, que se unan a mí en esa ocasión", explicó. "Y, al día siguiente, 7 de octubre, les pido a todos vivir una jornada de oración y ayuno por la paz en el mundo", añadió.
En cuanto a la jornada de oración y ayuno del 7 de octubre, el Papa asume y universaliza lo ya anunciado para su propia diócesis por el patriarca latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa.
Los nuevos frentes de conflicto que, después de Gaza, se han dirigido contra el Líbano, y ahora involucran también a Irán y Yemen, mientras los conflictos continúan sin cesar en la "martirizada Ucrania" y en otras partes del mundo, llevan al Papa a proponer una iniciativa de participación y oración que involucre a toda la Iglesia.
Mientras tanto, con la misa de esta mañana en el atrio vaticano y con la primera congregación por la tarde en la Sala Nervi, se ha inaugurado oficialmente el Sínodo, que busca una síntesis sobre el trabajo de escucha y consulta iniciado hace tres años, y que ya pasó el año pasado por otra asamblea, sobre cómo debe ser la Iglesia 'sinodal' en el futuro, con más participación de laicos y mujeres, con menos separación y distancia entre la jerarquía y la base, y con un mayor involucramiento de los bautizados en la misión católica.
Sobre el modo de proceder, el Papa habló claramente en la homilía: "nuestra asamblea no es un parlamento, sino un lugar de escucha en la comunión". Una "condición" que se debe respetar es "que nos liberemos de aquello que, en nosotros y entre nosotros, puede impedir que la 'caridad del Espíritu' cree armonía en la diversidad. No puede escuchar la voz del Señor quien con arrogancia presume y pretende tener su exclusiva".
Concretamente, "cuidémonos de no transformar nuestras contribuciones en posturas a defender o agendas a imponer", advierte Francisco. "De lo contrario, terminaremos encerrándonos en diálogos de sordos, donde cada uno trata de 'arrimar el agua a su molino' sin escuchar a los demás, y sobre todo sin escuchar la voz del Señor".
Luego, en la congregación de la tarde: "la presencia en la Asamblea del Sínodo de los Obispos de miembros que no son obispos no quita la dimensión 'episcopal' de la Asamblea". "Esto más bien - explica el Papa - señala la forma que debe asumir el ejercicio de la autoridad episcopal en una Iglesia consciente de ser constitutivamente relacional y por eso sinodal".
Por lo tanto, "deberán identificarse, en tiempos adecuados, diversas formas de ejercicio 'colegial' y 'sinodal' del ministerio episcopal", concluyó Francisco.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA