"El Mediterráneo los une como un hermoso jardín que hay que cultivar. Cuiden el espíritu de servicio en toda circunstancia, cuiden de toda criatura confiada a sus manos. Sigan las huellas de sus mártires. Su valor es un testimonio vivo que puede inspirar su compromiso de resistir a todas las violencias que desfiguran nuestra humanidad", sostiene Francisco en su mensaje.
"Que el Mediterráneo redescubra su rostro más bello: el de la fraternidad y la paz. Y que deje de ser un cementerio", clama el papa en su mensaje al Med24, cuarta etapa de los Encuentros Mediterráneos, tras los de Bari, Florencia y Marsella, que se extenderá en la capital albanesa hasta el 21 de septiembre.
Francisco subraya que "todos somos peregrinos de la esperanza, caminamos en la búsqueda de la verdad y vivimos nuestra fe construyendo la Paz", porque "Dios ama a todos los hombres y no hace distinción entre nosotros".
"La fraternidad entre las cinco orillas del Mediterráneo que están construyendo es la mejor respuesta que podemos ofrecer a los conflictos y a la indiferencia que matan", destaca.
Por otra parte, el Pontífice sostiene que la diversidad de tradiciones es "una riqueza querida por Dios. La unidad no es uniformidad, y la diversidad de nuestras identidades culturales y religiosas es un don de Dios".
Por eso, el Papa pide poner "en el centro la voz de los que no son escuchados. Pienso en los más pobres que sufren por ser considerados una carga o una molestia. Pienso en los que, a menudo muy jóvenes, tienen que dejar su país para buscar un futuro mejor".
"Cuiden de cada uno. No se trata de números, sino de personas, de rostros, cuya dignidad hay que promover y proteger.
Renunciemos a la cultura del miedo para abrir la puerta de la acogida y de la amistad", concluyó el Papa.
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