Esta semana, informa en un extenso artículo el diario Clarín, se terminó la instrucción total del proceso con un cierre formal, que se realizó en la Catedral de Buenos Aires y estuvo encabezado por el arzobispo porteño, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva.
La etapa siguiente del proceso será en Vaticano, a las oficinas de la Causa de los Santos, se enviarán las cajas lacradas con todas las declaraciones y testimonios referidos al padre Mario, es decir Giussepe Mario Romolo Pantaleo nacido en Pistoia, Florencia, el 1 agosto de 1915.
Su familia migró a Córdoba, Argentina, en 1924 y allí se formó con los salesianos. El matrimonio Pantaleo regresó a Italia, pero Mario y sus hermanos lo hicieron más tarde, en 1931.
Mario Pantaleo fue ordenado sacerdote en Matera y regresó a la Argentina en 1948. Vivió en Santa Fe y en 1957 se trasladó a Buenos Aires. Fue nombrado sucesivamente capellán del Hospital Santojanni, del Hospital Ferroviario y del Instituto de Oncología Roffo, en la capital argentina.
Según un detallado informe publicado en Clarín, que lleva la firma de Beatriz Reynoso, el padre Mario atendió a enfermos, mediante la imposición de la mano, en casas particulares y parroquias. Y en 1968 se estableció en González Catán, donde levantó la capilla Cristo Caminante (en periferia de Buenos Aires) y llevó adelante su obra.
Obtuvo los títulos de filósofo en la Universidad de Buenos Aires y de psicólogo en la Universidad Kennedy, y continuó atendiendo a los enfermos tanto en González Catán como en Capital Federal.
El sacerdote italiano con imposición de manos "curaba" enfermedades, pero sobre todo daba un apoyo espiritual a las personas que estaban pasando por un problema de salud. Como un gran signo de humildad decía: "Yo soy la guitarra, el guitarrero es Dios".
Decenas de personas lo esperaban esperanzados en la curación y él atendía a todos cada día, a pesar de que a veces lo vencía el cansancio y se quedaba adormecido.
También se hizo conocido en el ambiente artístico y político. Fueron a verlo el entonces presidente Carlos Menem, el escritor Jorge Luis Borges, el prestigiado médico Raúl Matera y hasta el revolucionario músico de tango, Astor Piazzolla, cuando regresó enfermo de París.
Perla Gallardo de Garavelli, que fue a verlo y terminó sanada, fue gran compañera del sacerdote en su obra.
Actualmente, Carlos Garavelli, el hijo de Perla, es el presidente de la Fundación Presbítero José Mario Pantaleo, siguiendo la línea de compromiso de la familia.
En el proceso de beatificación intervinieron dos sacerdotes, de acuerdo con el proceso de la Iglesia Católica para la Causa de los Santos. Ambos abogados, canonistas con especialidad en causas de santos. En 2020, el Vaticano expresó que no había obstáculos para iniciar el proceso.
Entre los milagros que se le adjudican está la sanación de una mujer, que tras ser operada de un supuesto tumor benigno en el cerebro en 2016 mostró un enorme edema en el lugar de la intervención, pero tras visitar el mausoleo del sacerdote, el problema desapareció por completo.
Los restos del padre Mario -falleció el 19 de agosto de 1992 de un problema pulmonar- se encuentran en el mausoleo de González Catán, rodeado de rosas blancas y hasta allí llegan miles de feligreses para pedir ayuda y para agradecer.
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