"Es posible ver en los migrantes de nuestro tiempo, como en los de cada época, una imagen viva del pueblo de Dios en camino hacia su patria eterna. Sus caminos de esperanza nos recuerdan que nuestra ciudadanía está de hecho en los cielos y desde allí esperamos al Señor Jesucristo como nuestro salvador", ese es el mensaje del Papa Francisco para la 110ma Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados, que se celebrará el 29 de septiembre de 2024.
El mensaje muestra tonos espirituales y pasajes de las Escrituras, sobre el tema "Dios camina con su pueblo", pero su asunción es de gran importancia "política", además de cultural y social. "Al igual que el pueblo de Israel en tiempos de Moisés -observa el Pontífice-, los inmigrantes huyen a menudo de situaciones de opresión y abuso, de inseguridad y discriminación, de falta de perspectivas de desarrollo. Como los judíos en el desierto, los inmigrantes encuentran muchos obstáculos en su camino: son probados por la sed y el hambre; están agotados por el cansancio y la enfermedad; son tentados por la desesperación".
"Pero la realidad fundamental del éxodo, de todo éxodo, es que Dios precede y acompaña el camino de su pueblo y de todos sus hijos, de cada tiempo y lugar", añade.
Según Francisco, "muchos inmigrantes experimentan a Dios como su compañero de viaje, guía y ancla de salvación. Se encomiendan a Él antes de partir y recurren a Él en situaciones de necesidad. En Él buscan consuelo en los momentos de desánimo.
Gracias a Él, hay buenos samaritanos en el camino que le confían sus esperanzas en la oración".
"Cuántas Biblias, Evangelios, libros de oraciones y rosarios acompañan a los inmigrantes en su viaje a través de desiertos, ríos y mares y de las fronteras de todos los continentes!", subraya el Papa, que subraya que Dios no solo camina "con" su pueblo, sino que también "en" su pueblo, "en el sentido de que se identifica con los hombres y mujeres que caminan en la historia -en particular con los últimos, los pobres, los marginados-, como prolongando el misterio de la Encarnación".
Y en uno de los pasajes centrales, el Papa advierte que "el encuentro con el migrante, como con todo hermano y hermana necesitado, es también un encuentro con Cristo. "Él mismo nos lo dijo. Es Él quien llama a nuestra puerta, hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, encarcelado, pidiendo ser acogido y asistido'", destaca el Papa.
Según el Pontífice, "el juicio final narrado por Mateo en el capítulo 25 de su Evangelio no deja lugar a dudas: 'Fui forastero y me acogisteis'; y 'nuevamente en verdad les digo: todo lo que han hecho a uno solo de estos hermanos menores, me lo hiciste a mí" `.
Por eso, "cada encuentro, a lo largo del camino, representa una oportunidad de encontrar al Señor; y es una ocasión llena de salvación, porque Jesús está presente en la hermana o el hermano que necesita nuestra ayuda. En este sentido, los pobres nos salvan, porque nos permiten encontrar el rostro del Señor", deslizó Francisco.
Al presentar el mensaje del Papa en rueda de prensa, el Cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, destacó que "hoy, en lugar de rechazar y reprimir a quienes se desplazan, deberíamos prestar atención a los factores de expulsión y atracción que están en la base de la migración forzada".
"Nosotros también, si tuviéramos que experimentar presiones similares, huiríamos", apuntó.
"Entonces -prosiguió-, tratemos de ver a los migrantes como hermanos y hermanas, ya sea que se vean obligados a huir o atrapados en la frontera, o ambas cosas. Sus viajes de desesperación y esperanza podrían ser los nuestros". Además, también en vista de la inminente votación del Parlamento Europeo, "sería útil recordar las raíces migratorias europeas.
Es una pena que después de un par de generaciones las hayamos olvidado", completó.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA