"Que el Espíritu conduzca a los líderes de las naciones y a todos nosotros a abrir las puertas de la paz", invoca durante la recitación del Regina Caeli.
"Que dé a los gobernantes el valor de realizar gestos de diálogo que conduzcan al fin de las guerras", afirma el Pontífice, reflexionando tanto sobre Oriente Medio como sobre los últimos acontecimientos en Ucrania, especialmente en el frente de Járkov.
"Las numerosas guerras de hoy: pensemos en Ucrania -mi pensamiento se dirige en particular a la ciudad de Járkov, que sufrió un ataque hace dos días-; pensemos en Tierra Santa, Palestina, Israel; pensemos en los numerosos lugares donde hay guerras", insta.
Según Francisco, "el Espíritu Santo es quien crea la armonía, ¡la armonía! Y la crea a partir de realidades diferentes, a veces incluso conflictivas".
"Hoy, fiesta de Pentecostés - exhorta -, oremos al Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, para crear armonía en los corazones, armonía en las familias, armonía en la sociedad, armonía en el mundo entero". Y "que el Espíritu aumente la comunión y la fraternidad entre cristianos de diferentes confesiones", prosigue.
También en la misa de Pentecostés en San Pedro, el Papa recuerda la acción del Espíritu para decir que "no nos rendimos a la fuerza del mundo, pero seguimos hablando de paz a quienes quieren la guerra, para hablar de perdón a quienes siembran venganza, para hablar de acogida y solidaridad con quienes cierran puertas y levantan barreras".
"Hablar de vida a quien elige la muerte, hablar de respeto a quien ama humillar, insultar y descartar, hablar de lealtad a quien rechaza cualquier vínculo, confundiendo la libertad con un individualismo superficial, opaco y vacío", agrega.
"Sin dejarnos intimidar por las dificultades, ni por las burlas, ni por las oposiciones - anima - que, hoy como ayer, nunca faltan en la vida apostólica".
"Y al mismo tiempo que actuamos con esta fuerza - añade -, nuestro anuncio quiere ser amable, acoger a todos. No lo olvidemos: todos, todos, todos".
Mientras tanto, ayer, mientras el Papa participaba en el Arena de la Paz de Verona, donde ante 12.500 personas de pie y aplaudiendo abrazaba al israelí Maoz Inon y al palestino Aziz Sarah, ahora amigos y colaboradores después de perder a sus padres, respectivamente, a manos de Hamás y su hermano asesinados por el ejército de Israel, uno de sus mensajes fue leído en las ceremonias por el 80 aniversario de la batalla de Montecassino.
"¡Basta de guerra! ¡Nunca más la locura de la guerra, de la agresión, del odio y el desprecio al prójimo!", afirma.
"¡Que reine la paz! Miren la inscripción grabada sobre la entrada de la Abadía de Montecassino: ¡Pax! Que esta sea la principal intención de su oración de hoy, a la que también deseo unirme. Mientras rezo por los caídos, rezo con mucho más fervor por la paz", concluye.
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