El papa Francisco exhortó hoy a liberars de las "cadenas", de la dependencia, de las modas, los miedos y las idolatrías.
"Debemos tener cuidado con las 'cadenas' que asfixian nuestra libertad", dijo el pontífice en el Angelus, comentando el Evangelio de hoy.
"Pienso en las adicciones, que esclavizan, siempre insatisfechos, y devoran energías, bienes y afectos - enumeró -; pienso en las modas dominantes, que empujan hacia un perfeccionismo imposible, hacia el consumismo y el hedonismo, que mercantilizan a las personas y estropean sus relaciones".
"Hay tentaciones y condicionamientos que socavan la autoestima, la serenidad y la capacidad de elegir y amar la vida; hay miedo, que hace mirar el futuro con pesimismo, y hay intolerancia, que echa la culpa siempre a los demás", agregó.
"Y luego está la cadena muy fea, la idolatría del poder, que genera conflictos y recurre a armas que matan o utiliza la injusticia económica y la manipulación del pensamiento. Hay muchas cadenas, hay muchas en nuestra vida", insistió.
Según el Pontífice, "Esto es lo que hace el diablo: quiere poseer para 'encadenar nuestra alma'", y "siempre nos quita la libertad".
"Jesús vino a liberarnos de todas estas cadenas", subrayó: "Jesús nos libera del poder del mal y -observémoslo con atención- ¡nunca dialoga con el diablo!".
"Nunca dialogamos ni negociamos con el diablo". Y "cuando nos sentimos tentados y oprimidos", Francisco sugirió "invocar a Jesús: invocarlo allí donde sentimos que las cadenas del mal y del miedo se tensan con más fuerza". Es él, por tanto, que "nos confía este sueño de libertad, a nuestra vigilancia -no al diálogo con el diablo- y a nuestra oración, que le permite sanarnos".
"Preguntémonos entonces - concluyó -: ¿quiero realmente liberarme de esas cadenas que aprietan mi corazón? Y luego, ¿sé decir 'no' a las tentaciones del mal, antes de que se introduzcan en mi alma? Finalmente, ¿invoco a Jesús, le dejo actuar en mí, que me sane por dentro?".
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