"El camino hacia la paz exige el respeto a la vida, a cada vida humana, a partir de la del feto en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en objeto de comercialización", expresó hoy el Papa Francisco al cuerpo diplomático.
En este sentido, dijo, "considero deplorable la práctica de la llamada gestación subrogada, ya que daña gravemente la dignidad de la mujer y de su hijo. Se basa en la explotación de una situación de necesidad material de la madre".
"Un niño es siempre un regalo y nunca el objeto de un contrato -añadió-. Por eso espero un compromiso de la comunidad internacional para prohibir esta práctica a nivel universal. En cada momento de su existencia, la vida humana debe ser preservada y protegidos, mientras observo con pesar, especialmente en Occidente, la persistente difusión de una cultura de la muerte que, en nombre de una falsa piedad, descarta a los niños, a los ancianos y a los enfermos".
"El camino hacia la paz requiere el respeto de los derechos humanos, según esa formulación simple pero clara, contenida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la que recientemente celebramos el 75º aniversario", dijo el Papa Francisco luego.
"Se trata de principios racionalmente evidentes y comúnmente aceptados - prosiguió -. Lamentablemente, los intentos realizados en las últimas décadas por introducir nuevos derechos, no plenamente coherentes con los definidos originalmente y no siempre aceptables, han dado lugar a colonizaciones ideológicas, entre las que destaca la teoría del género, que tiene un papel central, lo cual es extremadamente peligroso porque borra las diferencias en la pretensión de que todos sean iguales".
Según el Pontífice, "tales colonizaciones ideológicas causan heridas y divisiones entre los Estados, en lugar de promover la construcción de la paz".
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