(ANSA) CIUDAD DEL VATICANO - El Vaticano precisó hoy en una larga nota que las "bendiciones pastorales" a parejas del mismo sexo o irregulares, permitidas en base a una reciente declaraciones, deben distinguirse claramente de los ritos habituales y ser muy breves, de apenas unos segundos.
Autorizadas en base a la declaración 'Fiducia supplicans', esas bendiciones "pastorales" deben "distinguirse claramente de las bendiciones litúrgicas y ritualizadas" y sobre todo ser "muy breves": son "bendiciones que duran unos segundos, sin ritual y sin bendición", dice la nota.
La precisión está incluida en un comunicado del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ex Santo Oficio, que preside el cardenal argentino Víctor Fernández, un estrecho colaborador del Papa Francisco desde hace décadas.
"Si dos personas se acercan juntas para invocarla, simplemente piden al Señor paz, salud y otros bienes para estas dos personas que lo solicitan", detalla.
Al mismo tiempo "se pide que puedan vivir el Evangelio de Cristo en plena fidelidad y que el Espíritu Santo pueda liberar a estas dos personas de todo lo que no corresponde a su divina voluntad y de todo lo que requiere purificación". Lo explica un comunicado del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. (MANEJAR) La larga nota del ex Santo Oficio sobre la recepción de la 'Fiducia supplicans', firmada por el cardenalFernández y el secretario, monseñor Armando Matteo, busca responder a las numerosas objeciones y críticas llegadas de conferencias episcopales de varios países.
El dicasterio reafirma que la doctrina sobre el matrimonio no cambia, explica que los obispos pueden discernir la aplicación según el contexto y reitera que las bendiciones pastorales no son comparables a las litúrgicas y ritualizadas.
En materia de doctrina, se reconoce que "los comprensibles pronunciamientos de algunas Conferencias Episcopales tienen el valor de poner de relieve la necesidad de un período más largo de reflexión pastoral".
Sin embargo, "lo expresado por estas Conferencias Episcopales no puede interpretarse como una oposición doctrinal, porque el documento es claro y clásico sobre el matrimonio y la sexualidad".
En particular, cuando la declaración afirma que "son inadmisibles ritos y oraciones que podrían crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio, como 'unión exclusiva, estable e indisoluble entre un hombre y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos' y lo que lo contradice. Esta creencia se basa en la perenne doctrina católica del matrimonio".
"Sólo en este contexto las relaciones sexuales encuentran su significado natural, adecuado y plenamente humano. La doctrina de la Iglesia sobre este punto permanece firme", subraya la Santa Sede.
La nota también se refiere a la "delicada situación de algunos países", explicando que "si hay leyes que condenan con prisión y en algunos casos con tortura e incluso la muerte el mero hecho de declararse homosexual, sería imprudente una bendición. Es evidente que los obispos no quieren exponer a las personas homosexuales a la violencia".
Para el Dicasterio, sin embargo, "la verdadera novedad de esta Declaración, la que exige un generoso esfuerzo de acogida y de la que nadie debe declararse excluido, no es la posibilidad de bendecir a las parejas irregulares. Es la invitación a distinguir entre dos diferentes formas de bendiciones: 'litúrgicas o ritualizadas' y 'espontáneas o pastorales'".
Y estas últimas "no son una consagración de la persona o pareja que los recibe, no son una justificación de todos sus actos, no son una ratificación de la vida que lleva".
Se da incluso un ejemplo: "el sacerdote puede recitar una oración sencilla como ésta: 'Señor, mira a estos hijos tuyos, concédeles salud, trabajo, paz y ayuda mutua. Libéralos de todo lo que contradice tu Evangelio y concédeles vive según tu voluntad. Amén'. Y concluye con la señal de la cruz sobre cada uno de los dos." "Son unos 10 o 15 segundos - señala el ex Santo Oficio -.
¿Tiene sentido negar este tipo de bendición a estas dos personas que la imploran? No tiene sentido apoyar su fe, sea poca o mucha, o ayudar a sus debilidades con la bendición divina, y dar un cauce a esta apertura a la trascendencia que les lleve a ser más fieles al Evangelio?".
Y esta bendición para parejas irregulares o homosexuales "nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos de unión civil ni siquiera en relación con ellos. Ni siquiera con la ropa, los gestos o las palabras propias de una boda". Además, "no debe tener lugar en un lugar importante del edificio sagrado o delante del altar, porque esto también crearía confusión".
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