La Iglesia argentina se encamina a prescindir de modo progresivo del aporte económico del Estado -unos 140 millones de pesos este año (17.287 dólares)-, que apenas representa el 7% del presupuesto eclesiástico, pero que conlleva una alta significación política.
Lo reportó hoy diario Clarín.
Por su parte, la agencia católica AICA, informó que la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) comunicó que, el último día hábil de diciembre de 2023, concluyó, conforme a lo establecido en Asamblea Plenaria y a lo informado a la Secretaría de Culto de la Nación, el proceso de renuncia de los arzobispos, obispos diocesanos y obispos auxiliares a la asignación mensual prevista en la ley 21.950.
Clarín precisó que, en agosto, la conducción de la Conferencia Episcopal había anunciado la conformación de una comisión con representantes del gobierno para estudiar cómo sería el desacople y mecanismos alternativos de financiamiento, que se viene reuniendo con cierta periodicidad. Pero ahora la voluntad de avanzar será ratificada por todos los obispos tras un debate durante su segundo y último plenario del año que sesionará desde el lunes y hasta el viernes en Pilar, en la Provincia de Buenos Aires.
Pese a que la Iglesia hace más de dos décadas decidió avanzar en su completo autofinanciamiento, no terminaron de fructificar los esfuerzos en ese sentido como la puesta en marcha de un llamado Plan Compartir para dotar de transparencia a su economía y crear conciencia entre los fieles sobre la necesidad de sostener su culto.
El contenido de las tratativas entre la Conferencia Episcopal y la secretaría de Culto de la Nación y la jefatura de Gabinete se mantienen en reserva.
Históricamente, se tuvo como referencia los sistemas de España, Italia y Alemania, donde el ciudadano destina una pequeña parte de sus impuestos a la religión a la que pertenece o a la ayuda social.
Pero al parecer esos modelos fueron dejados de lado en las conversaciones, acaso porque implicaría una ley del Congreso con un farragoso debate. En cambio, colectas especiales -al estilo Cáritas- se considerarían más viables.
Cabe recordar que hubo un fuerte cruce entre la Iglesia y Javier Milei, antes de que fuera elegido presidente del país, por la figura del papa Francisco.
En varias ocasiones, tanto en declaraciones periodísticas o por medio de sus redes sociales, Milei llamó al Papa "jesuita que promueve el comunismo", "personaje impresentable y nefasto" o "representante del maligno en la Tierra".
El 21 de noviembre, tras triunfar en las elecciones presidenciales, Milei recibió un llamado del pontífice, que lo felicitó por ganar el balotaje ante Sergio Massa y le dijo que tendrá que enfrentar la nueva etapa con "sabiduría y coraje".
Por su parte, el presidente argentino invitó a Francisco a visitar la Argentina.
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