El Pontífice destacó luego el valor de la humildad: "Un cantante que intenta ponerse en el centro, o prevalecer sobre los demás, no es un buen cantante, es más, a menudo corre el riesgo de arruinar el trabajo de todos, y esto se nota inmediatamente".
"Por tanto, -añadió- no intenten parecer: más bien esfuércense en fusionarse, para que en la unidad que nace de la humildad, su canto exprese la verdadera amistad, con Dios, con los demás y entre sí".
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