Se trata de una inflamación de los pulmones que para un hombre de su edad, que cumple 87 años el próximo 17 de diciembre, podría sugerir un período de reposo absoluto.
Sin embargo, el Papa no para, continúa trabajando; estos días mantiene reuniones con la ayuda de colaboradores que leen los textos que le preparan. A pesar de su dificultad para respirar y su voz débil, no renuncia a pronunciar algunas palabras en las que se trasluce su habitual buen humor.
Esta mañana el Papa tuvo nueve audiencias, más que su media diaria.
Los encuentros con grupos o individuos, contabilizados por el Boletín Vaticano de las 12, sin considerar las numerosas visitas a Santa Marta, que se realizan principalmente por la tarde, se consideran personales y no se dan a conocer, excepto por los directamente involucrados.
Con los nuevos problemas de salud, volvieron a empezar las versiones sobre la posible dimisión del Papa, con los escenarios de un posible futuro cónclave.
Francisco imagina esta "charla", como la define a menudo, y da un mensaje claro: "Como pueden ver, estoy vivo", dice en una audiencia en la que se habla de ética y de salud.
Luego explicó qué tiene y por qué no pudo realizar el viaje que tenía previsto para este fin de semana: "El médico no me dejó ir a Dubai. La razón es que allí hace mucho calor y pasas de la calefacción al aire acondicionado. Y esto en esta situación bronquial" no conviene.
Luego agregó: "Gracias a Dios no fue neumonía. Es una bronquitis muy aguda e infecciosa". También habló del tratamiento que está siguiendo: "Ya no tengo fiebre, pero sigo tomando antibióticos y cosas así", explicó, quizás en alusión a la cortisona. Después el Pontífice concluyó: "Perdónenme por no poder hablar más, pero no tengo fuerzas".
Esta mañana habló largamente con un grupo de teólogos, pero al final se vio obligado a admitir: "Hablé demasiado y me hizo mal".
Posteriormente, se trasladó desde la Casa Santa Marte, a pesar de la lluvia y la alta humedad de Roma, al Aula Pablo VI para reunirse y agradecer al comité que lo acogió en Lisboa este verano para la Jornada Mundial de la Juventud.
Unas pocas decenas de metros, probablemente recorridos en coche, pero que siguen siendo un desafío para un paciente que está bajo tratamiento con antibióticos.
También en este caso dejar la lectura del texto a un colaborador.
Luego se esfuerza incluso en decir algunas palabras espontáneas y no dejó de lado el buen humor cuando de Lisboa recuerda que "los pasteis son muy buenos".
En una de las audiencias de hoy, el Papa abordó uno de los problemas de la Iglesia: la masculinización excesiva. En el mensaje a Bartolomeo con motivo de la fiesta de San Andrés reiteró su llamamiento a la paz en Medio Oriente.
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