El papa Francisco se reunió hoy con dos delegaciones, israelíes y palestinas, para confirmar su cercanía a dos pueblos que "sufren".
En Santa Marta vio a doce familiares de rehenes israelíes retenidos por Hamás, luego, en el Salón Pablo VI, a diez palestinos, que tienen familiares en Gaza, y que en varios casos fueron asesinados.
Unos veinte minutos para que cada uno de los grupos subraye que "el pueblo palestino, el pueblo de Israel, tiene derecho a la paz, tiene derecho a vivir en paz", son "dos pueblos hermanos", como dijo en un video llamamiento por la paz en todos los idiomas, incluidos árabe y hebreo.
Pero la jornada también estuvo marcada por algunos malentendidos. Si los israelíes se sienten "decepcionados" porque el Francisco habló de terrorismo sin hacer distinciones, la delegación de los palestinos -que invitó al Papa a ir personalmente a Gaza- informa que el Pontífice coincidió con ellos en el hecho de que el pueblo palestino sufre un "genocidio".
Una reconstrucción del encuentro que, sin embargo, fue rápidamente desmentida por el Vaticano.
E incluso el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, lo definió como "poco realista".
La crítica al Papa provino de la presidenta de la Unión de las Comunidades Judías Italianas, Noemí Di Segni: "El Papa pone a todos en el mismo nivel de salida y de llegada".
"Pero la partida es el terror que lleva a cabo el plan de exterminio de los judíos en todo el mundo mientras la guerra es necesaria para la defensa de Israel y su población. Implica sufrimiento, pero hay que asociar a las víctimas con los verdaderos responsables".
"No puede haber ninguna equivalencia entre Hamás, que es una organización terrorista y se protege de los civiles, e Israel, que defiende a los civiles", afirmó Nadav, uno de los familiares de los rehenes israelíes después de reunirse con el Papa.
Otro familiar, Yehuda, expresó su "decepción" porque el Pontífice "no mencionó a Hamás ni habló de ella como de una organización terrorista. Sólo dijo que la guerra debe terminar".
"No hubo tiempo para contarle nuestra historia", dijo.
Para otro de los familiares, Yair Rotem, el encuentro con el Papa fue "eficaz, nos escuchó".
Los palestinos, ante la prensa internacional, subrayaron el drama de Gaza, "sin luz, sin agua, sin medicinas", y que se ha convertido en "el cementerio de los niños".
Pero enfatizaron en "la ocupación que sufrimos injustamente de lo que es nuestra tierra".
Y a los periodistas que pidieron un comentario sobre Hamás, respondieron: "No hemos venido a hablar de esto sino de un pueblo que vive bajo la ocupación israelí desde hace 75 años.
Sería injusto para con las víctimas".
Los palestinos hablan del "infierno" diario.
Kadija es de Gaza pero vive en Bélgica y ha perdido a nueve miembros de su familia en los últimos días, incluidos dos niños.
Farah, por su parte, no reprime su emoción al recordar a su hermano asesinado hace unos años en el puesto de control entre Belén y Jerusalén: "Era mi hermano y también mi mejor amigo y ni siquiera nos devolvieron su cuerpo".
Desde Gaza llegó Suhair, que se había escondido en la parroquia de la Sagrada Familia pero que luego pudo salir de la Franja con su hija, gracias a su pasaporte canadiense: "Se oyen las bombas y los disparos, pero no sabes de dónde. Si tienes suerte, pasas. Tuve suerte, pero esto no me hace sentir bien porque el sentimiento de culpa por haber dejado a mi gente bajo las bombas permanece".
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA