(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 19 NOV - La advertencia del
papa Francisco es dura: no podemos permanecer indiferentes ante
la expansión de la pobreza, "un escándalo", porque "Dios nos
pedirá cuentas".
Por eso, en la homilía de la misa en la Basílica de San
Pedro, el Pontífice invitó a tener "coraje" para ir a buscar la
pobreza escondida y compartir, con los menos afortunados, los
"talentos", es decir, los dones recibidos de Dios.
"¿Se encuentra con las manos abiertas o con las manos
cerradas para conseguir más?", preguntó Francisco, mirando hacia
el día del Juicio.
En la Basílica del Vaticano, durante la misma del papa
Francisco, hubo muchas personas que viven al margen: personas
sin hogar, refugiados, personas en dificultades económicas, con
ellos se encuentran los numerosos voluntarios que cada día
asumen el sufrimiento de los más pobres, como la comunidad de
San Egidio y Cáritas.
Eventos similares se celebraron hoy en todas las diócesis
del mundo.
La Jornada Mundial de los Pobres está en su séptima edición.
Un evento fuertemente deseado por el papa Francisco para arrojar
luz sobre las realidades que luchan, por falta de trabajo,
porque viven en zonas de guerra, porque no pueden escapar de la
trampa de la pobreza. Pero también hay algunas realidades
"pobres" porque están situadas al margen de la sociedad.
Entre ellos también los 40 transexuales que el Pontífice
quiso invitar al almuerzo celebrado en el Aula Pablo VI. Una
auténtica fiesta con alrededor de 1.200 personas, organizada por
el Dicasterio para la Caridad, dirigido por el cardenal Konrad
Krajewski.
El Papa por ello invitó a pensar "en las múltiples formas
materiales, culturales y espirituales de pobreza en nuestro
mundo, en las vidas heridas que habitan nuestras ciudades, en
los pobres que se volvieron invisibles, cuyo grito de dolor es
sofocado por la indiferencia general".
"De una persona ocupada y distraída. Pensemos en los que
están oprimidos, cansados, marginados, en las víctimas de las
guerras y en los que abandonan su tierra, arriesgando su vida;
en los que están sin pan, sin trabajo y sin esperanza", resaltó
en la homilía.
En el Angelus, Jorge Bergoglio reiteró, en cambio, su
llamamiento a la paz en Oriente Medio y en todos los países en
conflicto: "Sigamos rezando por la atormentada Ucrania" y "por
los pueblos de Palestina e Israel". La paz es posible, hace
falta buena voluntad. La paz es posible, no nos resignemos a la
guerra. Y no olvidemos que la guerra, siempre, siempre, es una
derrota. Solo ganan los fabricantes de armas". (ANSA).
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