(ANSA) - ROMA 9 NOV - El Dicasterio para la Doctrina de la
Fe, con el refrendo y, por tanto, la luz verde del Papa, decidió
el miércoles que las personas trans pueden ser bautizadas,
pueden ser madrinas y padrinos en bautizos y testigos en bodas.
El Vaticano ha tomado decisiones similares para las personas
homosexuales.
Esta decisión fue "como una caricia", comentó a ANSA, Andrea
Conocchia, el párroco de Torvaianica, a media hora de Roma, que
en su iglesia de la Beata Virgen Inmaculada acoge a un grupo de
transexuales.
Al principio llamaban a las puertas de la parroquia durante
los meses de Covid, para pedir ayuda. Vivían del trabajo de la
calle y se quedaron sin trabajo y, por tanto, sin un centavo en
el bolsillo. Luego, con el paso de los meses, la confianza y la
acogida crecieron, hasta el punto de que todos los miércoles don
Conocchia va a Roma con un grupo de ellos a la audiencia general
del Papa.
"El Papa los ama verdaderamente, los cuida. Esta elección
es una gran atención, una sensibilidad para 'todos, todos,
todos', como él dice, los bautizados. No hay bautizados de la
serie A o de la serie B", dijo.
La mayoría de los transexuales que frecuentan la parroquia
de Torvaianica ya están bautizados, "son en su mayoría
latinoamericanos, de familias católicas. Algunos ahora quisieran
recibir el sacramento de la Confirmación, me lo han pedido.
Veremos si es posible", adelantó.
"La conversación ya ha comenzado: se sienten parte de la
comunidad, sienten que pueden venir a la parroquia a pedir una
entrevista, a ser escuchados, saben que pueden desahogarse".
Varias de ellas también asisten a misa "más entre semana que
los domingos", dice don Andrea, explicando con franqueza que la
mayoría "son prostitutas y después de los meses de encierro por
el Covid han vuelto a 'vivir la vida', es su profesión.
"Tienen una vida compleja, a veces dolorosa y dramática.
Quizás podríamos sacarlos de las calles... ¿Pero dónde están las
alternativas?", pregunta.
Al mismo tiempo, asegura, "veo crecer en ellos una vida del
espíritu, del alma, especialmente después de cada encuentro con
el Papa".
Y a la pregunta de si la decisión sobre los bautismos,
comunicada por el antiguo Santo Oficio, se inspiró en esta
experiencia que el Papa Francisco conoce directamente, el
párroco de Torvaianica responde: "Sinceramente, no lo sé, pero
veo su gran ternura en esas respuestas, su compasión, su
cercanía y participación en sus vidas, en sus historias. Es como
una caricia que el Papa quiso darles, haciéndoles comprender que
son hijas de Dios, amadas, reconocidas y acogidas".
"Muchas veces, incluso hace algunos miércoles, el Papa me
animó: 'Adelante, gracias por el trabajo que haces, gracias por
acompañarlas'. Es algo verdaderamente hermoso", expresó.
Don Andrea también habla de su comunidad parroquial: "Se han
dado algunos pasos, da la impresión de que rezamos juntos a
Jesús. Pero fuera de la parroquia el estigma permanece: como si
fueran invisibles". (ANSA).
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