(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 29 OTT - En claro contraste con
los votos en contra o las abstenciones -incluida la de Italia- a
la resolución de la ONU que pide una "tregua humanitaria" en la
Franja de Gaza, el Papa hace oír su voz pidiendo expresamente un
"alto el fuego", con un llamamiento adjunto a permitir la
entrada de ayuda humanitaria y, al mismo tiempo, liberar a los
rehenes israelíes retenidos por Hamás.
Francisco no lo hace utilizando influencia diplomática o
política, sino con un nuevo y fuerte llamamiento en el Angelus
dominical.
"En Gaza, en particular - afirmó -, es necesario dejar
espacios para garantizar la ayuda humanitaria y los rehenes
deben ser liberados inmediatamente. Que nadie abandone la
posibilidad de detener las armas".
"¡Alto el fuego! El padre Ibrahim Faltas - lo escuché hace
un momento en el programa 'A su imagen' - dijo: '¡Alto el fuego!
¡Alto el fuego!'. Es el vicario de Tierra Santa. También
nosotros, con el padre Ibrahim, decimos: ¡alto el fuego! ¡Alto,
hermanos y hermanas! ¡La guerra es siempre una derrota,
siempre!".
El Pontífice agradeció "a todos, en muchos lugares y de
diferentes maneras, que se sumaron a la jornada de ayuno,
oración y penitencia que vivimos el viernes pasado, implorando
la paz en el mundo. No nos rindamos. Sigamos orando por Ucrania
y también por la grave situación en Palestina e Israel y por las
demás regiones en guerra".
Veremos cómo será recibido el grito del Papa por un alto el
fuego en Gaza. Pero hoy, mientras tanto, la causa de la paz en
Oriente Medio también ha sido apoyada con un acto especial de
consagración de Tierra Santa al Inmaculado Corazón de María,
pronunciado por el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal
Pierbattista Pizzaballa, durante la misa en el Santuario de Deir
Rafat con motivo de la solemnidad de la virgen María, reina de
Palestina. A la liturgia siguió la tradicional procesión con el
icono de la Virgen.
"Permitir que termine la guerra y que la paz se extienda en
nuestras ciudades y nuestros pueblos", invocó el cardenal.
La humanidad "ha olvidado las lecciones aprendidas de las
tragedias del pasado reciente, de los sacrificios de millones de
personas muertas en las guerras", agregó.
"En medio del misterio de la iniquidad que es el mal y la
guerra - continuó - guía a los líderes mundiales y a quienes
deciden el destino de las naciones, para que decidan según la
justicia y la verdad, y trabajen por el bien común".
"Muestren a los habitantes de su patria el camino de la
fraternidad. En medio del trueno de las armas, conviertan
nuestros pensamientos en paz y nuestras espadas en arados -
añadió el cardenal -. Que su toque maternal calme a los que
sufren y huyan de los cohetes y las bombas. Que su abrazo
materno consuele a los heridos u obligados a abandonar sus
hogares, a los que han perdido a sus familias, a los presos y a
los desaparecidos y prisioneros".
"En esta hora, cuando los pueblos de Tierra Santa se dirigen
a ustedes, su corazón late con compasión por ellos y por todos
los pueblos diezmados por la guerra, el hambre, la injusticia y
la pobreza", concluyó Pizzaballa. (ANSA).
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