"Continúo siguiendo con dolor y aprensión lo que sucede en Israel y Palestina: tantas personas muertas, otras heridas", dijo Francisco en un sentido llamamiento al final de la audiencia general. Rezo por las familias que han visto cómo un día de fiesta se convertía en un día de luto y pido que los rehenes sean liberados inmediatamente".
"Quienes son atacados tienen derecho a defenderse, pero me preocupa mucho el asedio total en el que viven los palestinos en Gaza, donde también ha habido muchas víctimas inocentes", prosiguió, "el terrorismo y el extremismo no ayudan a alcanzar una solución al conflicto entre israelíes y palestinos, sino que alimentan el odio, la violencia, la venganza, y solo hacen sufrir a unos y otros".
"Medio Oriente no necesita la guerra, sino la paz, una paz construida sobre la justicia, el diálogo y el coraje de la fraternidad", añadió el Pontífice.
Ya el domingo, en el Ángelus, el Papa había pedido que "cesen los ataques y las armas", al entender que "el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución", y que se rece "por la paz en Israel y Palestina".
"Son barbaridades injustificables, inaceptables, moralmente rechazables", afirmó el Patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, al comentar la masacre de niños en el Kibutz Kfar Aza llevada a cabo por Hamás.
"Expresamos nuestra solidaridad con las familias que han perdido a estas personas, condenando inequívocamente algo así que no tiene comprensión en un contexto cristiano y sobre todo humano".
"¿Se trata de terrorismo islámico? Hay algo en el mundo islámico -subraya el recién nombrado cardenal- que alimenta ese pensamiento. Lo hemos visto en Siria e Irak. Pensábamos que no lo veríamos aquí, pero ha sucedido. Ciertamente, existe una dimensión de profundo odio por parte de Hamás hacia Israel y todo lo judío. Pero esto no puede justificarse. El dolor de los palestinos no puede justificar algo así".
"La salida -añadió Pizzaballa- es detener las armas y tratar de encontrar, a tiempo, una vía de solución para estos 5 millones de personas que no pueden vivir suspendidas sin perspectivas de futuro como pueblo y como nación".
También hoy en la audiencia general, que dedicó al testimonio de la santa sudanesa Josefina Bakhita, el Papa recordó que "desgraciadamente, desde hace meses Sudán está desgarrado por un terrible conflicto armado del que hoy se habla poco; ¡oremos por el pueblo sudanés, para que viva en paz!".
Y al final exhorta a los fieles a perseverar "en la oración por todos los que sufren hambre, injusticia y guerra, especialmente por la querida y atormentada Ucrania".
Por último, dirige "un pensamiento especial al pueblo de Afganistán, que sufre las consecuencias del devastador terremoto que lo ha golpeado, causando miles de víctimas, entre ellas muchas mujeres y niños, y personas desplazadas".
"Invito a todas las personas de buena voluntad a ayudar a este pueblo ya tan probado", concluye Francisco, "contribuyendo, con espíritu de fraternidad, a aliviar el sufrimiento de la gente y a apoyar la necesaria reconstrucción".
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