"Estos dos sacramentos, por caminos diversos pero complementarios, hablan de esponsalidad: por una parte la donación total, única e indisoluble de los esposos, por la otra la ofrenda de vida del sacerdote a la Iglesia, son signos del amor esponsal de Dios para con nosotros", dijo.
Según el pontífice, "El sueño de Dios para nosotros es este: unirnos en su amor, en su comunión, para hacernos descubrir la belleza de la filiación divina y de la fraternidad entre nosotros. Por esto Jesús rezó en forma apremiante. Y nos envía a las calles del mundo a anunciar que el camino para generar una nueva humanidad se funda en la fraternidad, fruto de la caridad, no sobre la opresión y el egoísmo".
"El intercambio entre los cónyuges y los pastores favorece la acción evangelizadora de la que tenemos urgente necesidad", aseveró.
"Los aliento a continuar con generosidad y con pasión vuestro compromiso -concluyó el Papa-, a poner en circulación las experiencias de los cónyuges, de los sacerdotes y los religiosos, a abrir las puerta de vuestro camino a los jóvenes y novios, a no tener miedo a ganar nuevos caminos que ayuden a las comunidades cristianas y realizar siempre mejor la convergencia entre los esposos y sus pastores".
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