"Puede no haber sido feliz hablar de 'la gran Rusia', no en un sentido geográfico sino cultural, pero recordé lo que me enseñaron en la escuela: Pedro I, Catalina II...".
Tanto la Nunciatura en Kiev como la sala de prensa vaticana habían inmediatamente después de la polémica invitado a contextualizar las palabras pronunciadas por el Papa y recordaron sus repetidas tomas de posición contra los imperialismos. El arzobispo mayor de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, había expresado "dolor" por las palabras del Papa, confiado en el diálogo personal que se produciría en el giro de pocos días.
De hecho, el encuentro tendrá lugar el miércoles en el marco de las labores del Sínodo de la Iglesia greco-católica que se desarrolla en estos días en Roma.
"Sabemos que el Papa -dijo Shevchuk en un mensaje en la víspera del encuentro con el pontífice- es un gran experto de la escucha y un maestro de lo gestos: profundos, elocuentes, ahorrativos. Queremos hablar en nombre de los ucranianos al corazón del Santo Padre. Al mismo tiempo, esperamos que haga un gesto hacia nuestro pueblo sufriente que será más elocuente que centenares de palabras dichas o escritas".
Pero sobre el juicio histórico sobre Rusia, el jefe de la Iglesia Católica ucraniana de rito bizantino ratifica su visión.
"En los últimos días, el mundo entero está comenzando a redescubrir el pasado criminal del imperio ruso, está comenzando a escuchar la recreación de la historia en tierras ucranianas desde el punto de vista no de un ocupante y colonizador sino de un pueblo oprimido", dijo en un videomensaje Shevchuk.
"Por lo tanto, debemos decir la verdad sobre nuestro pasado, presente y sobre nuestra esperanza para el futuro. Y vemos y sentimos que la atención de todo el mundo está centrada sobre nuestro trabajo. Todos quieren escuchar que dirá la Iglesia greco-católica ucraniana en nombre de su pueblo Urbi et Orbi", agregó.
El miércoles tendrá lugar el encuentro con el Papa que lanza llamados por la paz en Ucrania y expresa su cercanía desde el primer día del conflicto.
Por esto promovió con fuerza la misión de paz con su enviado, el Cardenal Matteo Zuppi, que tras visitar Kiev, Moscú y Washington debería dirigirse a Pekín, según trascendió, a mediados de septiembre.
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