"Nos damos cuenta de cómo nuestro país está ensangrentando. Por favor no nos vayamos a acostumbrar a la violencia", afirmó el obispo de la diócesis de Cuernavaca, con sede a 70 kilómetros al sur de la capital, Ramón Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
"Debemos promover la verdad, la caridad y tratar de formarnos y educarnos en la paz"., señaló a su vez el arzobispo Víctor Sánchez, desde la Catedral Metropolitana de Puebla, a unos 150 kilómetros al oriente de la ciudad de México.
"Al final de cuentas, todo afecta a todos. Cuando hay violencia afecta no sólo a un grupo o a otros. La inseguridad y la violencia y el desarrollo de los grupos del crimen son los que nos hacen daño a todos", indicó Alberto Cavazos, arzobispo del céntrico estado de San Luis Potosí.
Los obispos del país convocaron estas jornadas tras la desaparición y posterior asesinato de cinco jóvenes en la localidad de Lagos de Moreno, estado occidental de Jalisco y el hallazgo de más de 15 cuerpos en Poza Rica, Veracruz, entre otros casos de violencia brutal que han desgarrado al país en los últimos días.
"Tal vez no nos suceda a nosotros y le pido a Dios que a nadie le suceda, pero no nos podemos quedar en decir: 'pobres familias' o 'pobres de a quienes les pasa' y hasta ahí, sino tenemos que ver a nuestro corazón y el de nuestras familias", sostuvo Cavazos, ex obispo de San Juan de los Lagos, en la región de Lagos de Moreno.
Al llamar a estas jornadas el pasado día 17, la CEM difundió un video a través de las redes sociales en el cual subrayó su preocupación por el hecho de que los mexicanos viven "rodeados de violencia".
Desde la asunción del presidente Andrés Manuel López Obrador el 1 de diciembre de 2018, se contabilizan 131.507 homicidios intencionales, según el ministerio de Seguridad y Protección Ciudadana, que se suman a los 184.000 de su antecesor Enrique Peña (2012-2018) y 121.000 de quien le precedió en el poder Felipe Calderón (2006-2012).
Calderón es acusado por algunos sectores como el hombre que atizó la espiral de violencia que arroja hasta ahora también 111.000 desaparecidos al lanzar desde su asunción una cruzada contra las bandas criminales con apoyo de las Fuerzas Armadas.
"Es importante fortalecer el amor y ayudar a sanar las heridas, reconociendo que la superación de la violencia sólo será posible con el hábil uso de herramientas que se consiguen con la oración y la educación que capacitan para hablar un lenguaje de paz", señalaron los obispos mexicanos.
Las jornadas de oración se comenzaron a realizar cada mes en el país a raíz del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en junio de 2022 pero han ido cobrando cada vez mayor relevancia en este que es el segundo país más católico del mundo al recrudecer la violencia en este martirizado país.
La iglesia católica mexicana también promueve iniciativas para fomentar la paz, con conversatorios de justicia y seguridad con protagonistas de la escena pública. (ANSA) .
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