Unos 700 obispos y 10 mil sacerdotes participan en el Parque Trejo de la misa.
El pontífice le habló a los jóvenes de la "luz" que se necesita en la vida. "Amigos, también nosotros necesitamos unos destellos de luz que sean esperanza, (ante) tantas derrotas diarias. La luz que vino a iluminar el mundo es Jesús. Él es la luz que nunca se pone y brilla incluso en la noche", dijo.
"Quisiera decirles una cosa -prosiguió: no nos hacemos luminosos cuando nos ponemos en el centro de atención, cuando exhibimos una imagen perfecta y nos sentimos fuertes y exitosos.
Nos hacemos luminosos cuando, acogiendo a Jesús, aprendemos amar como él".
Luego, llamó a los jóvenes a no desanimarse, cultivar sus sueños y no tener miedo.
"A ustedes, jóvenes, que cultivan grandes sueños, pero muchas veces empañados por el miedo de no verlos realidad; a ustedes, jóvenes, que a veces piensan que no pueden lograrlo, que no son capaces, a ustedes, jóvenes, tentados en este tiempo a desanimarse, a juzgarse inadecuados o a ocultar su dolor enmascarándolo con una sonrisa; a ustedes, jóvenes, que quieren cambiar el mundo, y está bien que quieran cambiar el mundo, y luchar por la justicia y por la paz; a ustedes jóvenes, que pusieron su esfuerzo e imaginación, pero les parece que no es suficiente; a ustedes jóvenes, que la Iglesia y el mundo necesitan como la tierra de la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro; sí, a ustedes, jóvenes, Jesús les dice: '¡No tengan miedo!'", exhortó.
Los jóvenes pasaron la noche en el lugar, como ocurre en cada vigilia de la Jornada conclusiva de la Jornada Mundial de la Juventud.
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