El Papa Francisco confirma su apertura al mundo LGTB y vuelve a decir que "los transexuales son hijos de Dios". Lo afirmó en una entrevista difundida la víspera de su partida de Lisboa y publicada hoy por Vida Nueva.
Y en Portugal, donde el Pontífice es abrazado por los miles de jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), repite que la Iglesia debe abrir las puertas a "todos, todos, todos", "todos, todos, todos".
"La primera vez que un grupo de transexuales vino al Vaticano y me vio, se fueron llorando, diciendo que les había dado la mano, un beso… Como si hubiera hecho algo excepcional por ellos. Pero son hijos de Dios. !", dijo a la revista española. No es la primera vez que el Papa hace aperturas sin precedentes en la historia de la Iglesia.
Era 2013 y la ocasión era otra JMJ, la de Río de Janeiro.
"Quien soy yo para juzgar?", dijo en el vuelo papal a casa sobre los homosexuales. En 2016 dedicó una Encíclica a la familia, "Amoris Laetitia", donde escribió que "el sexo es un don de Dios". También es conocida su correspondencia con el padre James Martin, el jesuita estadounidense que lleva a cabo la atención pastoral de las personas LGBT. Así como también recibe periódicamente al grupo de transexuales que han encontrado las puertas abiertas de Don Andrea Conocchia en la parroquia de Torvaianica, localidad de la costa del Lacio.
Finalmente, justo antes de partir hacia Lisboa, dirigiéndose a un joven transgénero en un podcast de los medios del Vaticano, Francisco aseguró: "Dios nos ama tal como somos".
Pero el salto adelante de Jorge Bergoglio en estos temas deja atrás al resto de la Iglesia Católica. En la JMJ de Lisboa, el sexo sigue siendo un tabú. "Es muy bueno que los jóvenes canten, bailen, adoren al Señor, se confiesen, participen de la Eucaristía. Es decir, divertirse de esta manera precisamente porque es como cristianos. No necesitan articulaciones, preservativos o alcohol para vivir una alegría inolvidable", dijo por ejemplo el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández. En los cientos de catequesis que tienen lugar en Lisboa, dirigidas por obispos, sacerdotes y religiosos, no se habla mucho de relaciones prematrimoniales o bisexualidad. E incluso en el almuerzo de hoy con el Papa, el tema del sexo no salió a relucir, aunque de todos modos se mencionó al aborto.
"No es cierto que el sexo sea un tabú en la JMJ. No es para los jóvenes y ni siquiera en la enseñanza que la Iglesia quiere dar sobre la sexualidad", responde en cambio don Benito Giorgetta, quien fue profesor de teología moral de la sexualidad y bioética en el Instituto Teológico Abruzzo-Molisano de Chieti y que está en Lisboa siguiendo al Papa Francisco. "La Iglesia tiene el coraje de presentar la sexualidad como un sentido de responsabilidad y respeto por la persona humana, para poder hablar a los jóvenes sobre las relaciones prematrimoniales , anticonceptivos, la Iglesia primero anuncia valores y luego da explicaciones que parecen ser negaciones. Se acusa a la Iglesia de decir 'no', pero no es cierto, la Iglesia dice 'sí' al amor y como dice San Agustín' ama y haz lo que quieras', pero primero hay que conocer el valor del amor. La Iglesia propone un camino donde se redescubra la validez del cuerpo y no su comercialización. No se debe confundir la sexualidad con la genitalidad", detalla.
En las meditaciones de esta noche en el Vía Crucis, en el Parque Eduardo VII de Lisboa, el tema sólo se toca cuando se habla de que los jóvenes, para escapar de sus problemas, se encierran en la pornografía. En primer plano en cambio lo que viven muchos de la generación Z, los nacidos después del 2000: ansiedad, depresión, drogas, trastornos alimentarios.
El Papa, al abrir la celebración con los 800.000 jóvenes presentes, preguntó: "Lloran a veces?". Y luego dio el consuelo: "Jesús quiere secar sus lágrimas". En el almuerzo con diez jóvenes de la JMJ de hoy, se recomendó mirar la vida con "esperanza" y sobre todo "alegría" porque "nunca ha habido un santo triste".
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