El secretario de Relaciones con los Estados, monseñor Paul Richard Gallagher, aseguró hoy que los pronunciamientos pacifistas del papa Francisco no tienen que ver con la retórica sino con un verdadero desafío a la realidad de la guerra.
"Los gestos y las palabras del Santo Padre no son la expresión de una mera 'retórica de la paz', sino de una fuerte y valiente 'profecía de la paz', que desafía la realidad de la guerra y su presunta inevitabilidad. Esta profecía, sin embargo, en lugar de ser aceptada y apoyada, para que pueda llevarse a cabo más fácilmente, es rechazada y condenada, con un espíritu que, de este modo, se muestra no menos parcial que el que se atribuye a la Santa Sede".
Gallagher lo dijo en la presentación del volumen de Limes, "Lecciones de Ucrania", promovida por Infor-Elea.
El "ministro de Asuntos Exteriores" vaticano explicó que no quería comentar hechos recientes, como la adhesión no inmediata de Ucrania a la OTAN o la propia misión de paz lanzada por Francisco, pero sí quería aclarar aspectos sobre la línea adoptada por el argentino Jorge Mario Bergoglio sobre el conflicto.
"Es indiscutible -admitió en la introducción-, y también es honesto admitirlo, que 'la reacción de los ucranianos a las declaraciones del papa Francisco refleja una profunda decepción'. Eso, de hecho, lo expresaron tanto las autoridades ucranianas gubernamentales como diversos representantes religiosos de las Iglesias y comunidades eclesiales locales, en algunos casos incluso recientemente", Pero, prosiguió, "las palabras y los gestos públicos del Papa son hechos y su interpretación puede darse con toda libertad y discreción".
Sin embargo, "interpretarlos como 'actos de pacifismo vacío' no hace justicia a la visión e intenciones del Papa, que no quiere resignarse a la guerra y cree obstinadamente en la paz, invitando a todos a ser tejedores y artesanos creativos".
"Lo que mueve a Francisco -aclaró- no es otra cosa que la voluntad de hacer posible el diálogo y la paz", inspirada en el principio de que "la Iglesia no debe usar el lenguaje de la política, sino el lenguaje de Jesús".
Por lo tanto, es injusto calificar los intentos del Vaticano como "tan inútiles como dañinos".
"El deseo de la Santa Sede -dijo- no es querer 'jugar un papel' en la trágica guerra rusa en Ucrania, sino mostrar una cercanía cristiana concreta a un pueblo mártir y jugarse por la paz".
"Ciertamente lograr un cambio de perspectiva no es fácil, pero tampoco imposible. Sin embargo, no es el resultado de una milagrosa conversión instantánea, sino de pequeños cambios que hacen posible superar algunos esquemas y abrir la mente y el corazón al otro".
"Se sabe que la invasión de Ucrania -explicó Gallagher- no es consecuencia sólo de estimaciones militares y políticas, sino también de una falta de justa consideración del profundo sentido nacional del pueblo ucraniano. Haber negado al otro el reconocimiento de su identidad imposibilitó un diálogo respetuoso, capaz de impedir los desarrollos que el mundo entero está presenciando ahora".
"Si bien esta negación tuvo consecuencias muy trágicas, no debe llevar a fomentar actitudes similares hacia el pueblo ruso, su historia y su cultura".
"Afirmar la propia identidad sobre la negación del otro no hace más que propagar la enemistad y convertir precaria cualquier paz que se pretenda alcanzar", aseveró.
"Por eso, la tendencia a justificar la desconfianza en el otro debe ser superada por un compromiso aún mayor de construir confianza mutua. En ese sentido, puede ser de gran ayuda para fortalecer iniciativas humanitarias ya existentes, como la del intercambio de prisioneros de guerra o sobre la exportación de cereales, y la de repatriación de niños, que el cardenal Matteo Zuppi está intentando llevar a cabo tras la doble misión llevada a cabo en Kiev y Moscú", concluyó.
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