(ANSA) - "En estos días, en los que asistimos a la repetición de graves tragedias en el Mediterráneo, nos estremecen las masacres silenciosas ante las que aún permanecemos impotentes y atónitos", manifestó hoy el papa Francisco.
En ese sentido, el Pontífice destacó que "la muerte de inocentes, principalmente niños, en busca de una existencia más pacífica, alejada de las guerras y la violencia, es un grito doloroso y ensordecedor que no puede dejarnos indiferentes".
"Es la vergüenza de una sociedad que ya no sabe llorar y compadecerse del otro", afirmó el Pontífice en una carta enviada al arzobispo de Agrigento, monseñor Alessandro Damiano, con motivo de la celebración en memoria del décimo aniversario de su visita a Lampedusa.
"Pasaron diez años del el viaje que quise hacer en la comunidad de Lampedusa para mostrar mi apoyo y la cercanía a quienes, tras arduos avatares, a merced del mar, desembarcaron en sus costas", recordó el Pontífice .
"La perpetración de desastres tan inhumanos debe sacudir absolutamente las conciencias -advirtió-; Dios todavía nos pregunta: 'Adán, ¿dónde estás? ¿Dónde está tu hermano?' ¿Queremos perseverar en el error, pretendiendo ponernos en el lugar del Creador, dominar para proteger los propios intereses, romper la armonía constitutiva entre Él y nosotros?", se preguntó el Papa.
Según Francisco, "necesitamos cambiar nuestra actitud; el hermano que llama a la puerta es digno de amor, de acogida y de toda preocupación".
"Es un hermano que, como yo, fue puesto en la tierra para disfrutar de lo que allí existe y compartirlo en comunión", prosiguió el argentino Jorge Mario Bergoglio.
En este contexto, "todos estamos llamados a un renovado y profundo sentido de la responsabilidad, a la solidaridad y de compartir".
"Es necesario, pues, que la Iglesia, para ser verdaderamente profética, trabaje solícitamente para colocarse en los caminos de los olvidados, saliendo de sí misma, aliviando con el bálsamo de la fraternidad y de la caridad las heridas sangrantes de quienes llevan las huellas sobre sus cuerpos las mismas llagas de Cristo", añadió.
"Los exhorto a no permanecer presos en el miedo o en la lógica partidista, sino a ser cristianos capaces de fecundar esta isla, situada en el corazón del Mare Nostrum, con las riquezas espirituales del Evangelio, para que vuelva a brillar en su belleza original", concluyó Bergoglio.
También el Papa aprovechó la ocasión para agradecer a la comunidad local "su compromiso en la asistencia a los migrantes" y encomendó a Dios a las personas que mueren en los viajes.
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