"Permítanme recordar uno de sus apostolados históricamente más incisivo y aún presente, aunque más modesto: su Misión de Oriente. ¡Gracias! Los animo a continuar esta misión, en el Medio Oriente, donde la condición de los cristianos está amenazada, y en Europa del Este, donde la guerra de Ucrania pone en peligro el equilibrio civil y religioso de la región", dijo el pontífice al recibir en audiencia esta mañana en el Vaticano a los participantes en el 34º Capítulo General de los Agustinos de la Asunción (Asuncionistas).
Jorge Bergoglio recibió también a los participantes en la 96 Asamblea Plenaria del Encuentro de Organizaciones de Ayuda a las Iglesias Orientales (Roaco) y en la Conferencia de Jóvenes, a quienes les dijo que se adentran "en el terreno árido del dolor para hacer germinar semillas de esperanza".
Destacó, especialmente, el reciente compromiso para "contribuir a sanar las heridas del terremoto en Turquía y Siria, en medio de los sufrimientos cotidianos de pueblos duramente puestos a prueba".
"Les agradezco el gran compromiso con el que ayudan a Ucrania a apoyar a los desplazados internos y refugiados -agregó-. Hace unos años quise aunar mis esfuerzos por ese querido país con la iniciativa 'El Papa para Ucrania' y luego con otras constantes intervenciones, pero también quisiera aprovechar esta oportunidad para invitar a todos a no faltar a la cercanía concreta, la cercanía de la oración y de la caridad, al pueblo ucraniano martirizado".
El Papa subrayó que "la generosidad solidaria es, a menudo, la única respuesta concreta a la injusticia y al dolor que oprimen a tantos seres humanos".
"Hoy, el contraste con el plan de Dios es tremendo: un plan de paz, fraternidad y concordia para todos. Un plan que nos invita a dejar de pelearnos y unirnos para luchar contra el hambre y las enfermedades", insistió, reconociendo que en este encuentro de los Roaco "se puso en el centro las expectativas de los jóvenes de las Iglesias orientales".
"Es una sabia elección -observó-: escuchar juntos, de su boca, los deseos que llevan en el corazón. Los jóvenes quieren ser protagonistas del bien común, que debe ser la 'brújula' de la acción social".
"Queridos jóvenes, aquí presentes, viven en tierras donde restaurar el bien común es una condición esencial para la supervivencia. ¡Sean centinelas de paz para todos, profetas que sueñan y proclaman un mundo diferente y no más dividido!", concluyó Francisco.
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