(ANSA) - MADRID 9 JUN - Detrás de la apariencia "fría" del
Papa Benedicto XVI se escondía una persona "con muchos gestos de
generosidad, afecto y humorismo" que quedan reflejados en el
libro "Nada más que la verdad", dijo a ANSA el periodista
italiano Saverio Gaeta, su coautor junto a George Ganswein,
secretario personal del Pontífice.
En él, publicado ahora en español (editorial Desclée De
Brouwer), los autores quisieron mostrar "el verdadero rostro de
un Papa" además de "establecer la verdad respecto a cuestiones
problemáticas" pues tras su renuncia, "porque ya no tenía
fuerzas", el Papa "permaneció en silencio mientras se publicaban
rumores".
Tras la publicación del libro en Italia, una semana después
de la muerte del Papa, el pasado 31 de diciembre, algunas de las
revelaciones causaron polémica, lo que Gaeta, atribuye al hecho
de que la prensa se quedó solo con el titular.
Se dijo solo que Ganswein quedó "en shock" cuando el Papa
Francisco le apartó de su cargo como prefecto de la Casa
Pontificia para que se dedicara a cuidar de Benedicto XVI,
cuando en realidad "humanamente lo sintió, pero le dijo que por
obediencia lo haría".
Fue en ese momento cuando se cuenta una anécdota que muestra
el sentido del humor del Papa, cuando le preguntó a su
secretario personal: "¿Estará -porque se hablaban de usted- en
el convento para hacer de guardián o de carcelero? Y hubo una
polémica al interpretarse que estaba acusando al Papa Francisco
de quererlo encerrar en el convento" Mater Ecclesiae, detrás de
la Basílica de San Pedro, lugar donde vivió tras su renuncia
junto a Ganswein.
En cuanto al texto en latín de su renuncia como Papa, "se
dijo que había tres errores y que era la forma de hacer entender
que Benedicto XVI no quería renunciar. Pero en ese texto solo
había un error, de conjugación, y los otros dos eran por una
mala transcripción de la sala de prensa del Vaticano", explica
Gaeta.
Benedicto XVI, a cuyo lado Ganswein estuvo desde 2005 hasta
su muerte, "fue todo para él: un maestro, un padre y al final se
convirtió en un amigo. Compartía todo con él", apunta Gaeta.
Cada tarde los dos "salían a pasear por el jardín mientras
rezaban el rosario" y tras su fallecimiento, Ganswein va cada
tarde "a visitar su tumba y rezar por él", revela.
Ahora Ganswein se encuentra a la espera de que el Papa
Francisco le asigne un destino, para lo que "junio es un buen
mes para que se conozca", después de que vació sus cosas
personales del convento en el que vivía con el Papa y destruyó,
como era deseo de Benedicto XVI, sus documentos privados como
"cartas a su familia y apuntes personales". (ANSA).
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