El pontífice llamó a acoger a "todos aquellos cuyas voces son tapadas si no silenciadas o ignoradas, aquellos que se sienten inadecuados, quizás porque tienen caminos de vida difíciles o complejos. Muchas veces son excomulgados a priori".
En la Iglesia, dijo, debe haber "espacio" para l"as voces de los jóvenes, de las mujeres, de los pobres, de los decepcionados, de los que han sido heridos en la vida, de los que están enojados con la Iglesia".
"Mientras su presencia sea una nota esporádica en el conjunto de la vida eclesial, la Iglesia no será sinodal, será una Iglesia de unos pocos", subrayó el Papa Francisco.
Y lanzó un llamamiento: "Llamar a todos, justos y pecadores , los sanos y los enfermos, todos, todos, todos".
El Papa invitó a los responsables del Camino sinodal italiano a ser "una Iglesia abierta".
"Redescubrirse como corresponsable en la Iglesia no es lo mismo que poner en práctica lógicas mundanas de distribución de poderes -advirtió el Papa Francisco-, sino cultivar el deseo de reconocer al otro en la riqueza de sus carismas y en su singularidad".
"Así, aquellos que aún luchan por ver reconocida su presencia en la Iglesia, aquellos que no tienen voz, aquellos cuyas voces son tapadas, si no silenciadas o ignoradas, aquellos que se sienten inadecuados, quizás porque tienen caminos de vida difíciles o complejos, pueden encontrar un lugar", sostuvo.
Por tanto, "la Iglesia debe dejar resplandecer el corazón de Dios: un corazón abierto a todos y para todos. Deberíamos preguntarnos cuánto espacio hacemos y cuánto escuchamos realmente las voces de los jóvenes, mujeres, de los pobres, de los decepcionados, de los que han sido heridos en la vida", agregó.
Por tanto, es necesario evitar "una Iglesia de unos pocos" o "una Iglesia agobiada por las estructuras, por la burocracia, por el formalismo".
"A veces da la impresión de que las comunidades religiosas, las curias, las parroquias son todavía demasiado autorreferenciales", subrayó el Papa.
"La autorreferencialidad es un poco como la teología del espejo", es "una enfermedad. Parece que se está colando una especie de neoclericalismo defensivo, algo escondido" y "el clericalismo es una perversión", para obispos y sacerdotes, pero más para los laicos", señaló.
El neoclericalismo. dijo, es "generado por una actitud temerosa, por las denuncias de un mundo que ya no nos comprende, que los jóvenes se pierden, por la necesidad de reafirmar y hacer sentir la propia influencia".
"El Sínodo nos llama a convertirnos en una Iglesia que camina con alegría, con humildad y creatividad en nuestro tiempo, en la conciencia de que todos somos vulnerables y nos necesitamos unos a otros", concluyó el Papa.
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