(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 21 MAG - El papa Francisco
renovó hoy, tras la oración del Regina Caeli, su llamamiento a
deponer las armas y afirmó que se mantiene la cercanía al
martirizado pueblo de Ucrania, al tiempo que se dirigió a la
grave situación de Sudán
"Por favor, no nos acostumbremos a los conflictos y la
violencia. ¡No nos acostumbremos a la guerra! Y sigamos estando
cerca del pueblo ucraniano martirizado".
Así lo afirmó el Pontífice en su llamada hecha en la Plaza
de San Pedro, en su enésimo llamado sobre Ucrania, en las
decenas de Angelus y audiencias generales en estos 15 meses
desde la invasión rusa, es verdaderamente sentida.
Y llega al día siguiente de la confirmación de su decisión
de enviar una misión "que ayude a aliviar las tensiones" entre
las partes y "pueda abrir caminos para la paz", nombrando como
su emisario al arzobispo de Bolonia y presidente de la
Conferencia Episcopal de Italia (CEI), el cardenal Matteo M
Zuppi.
En el silencio y en la máxima confidencialidad, aunque el
primer anuncio lo hizo el propio Papa el pasado 30 de abril
durante el vuelo de regreso de Budapest, tanto en el Vaticano
como en Bolonia se trabaja en la preparación de la misión,
aunque Zuppi por la emergencia de las inundaciones en
Emilia-Romaña, así como por la asamblea general de la CEI, que
se inaugurará mañana por la tarde con el encuentro a puerta
cerrada de Francisco con todos los obispos italianos.
Por otra parte, tanto los tiempos como las modalidades del
intento de paz, como precisó el sábado el portavoz de la Santa
Sede Matteo Bruni, "están actualmente en estudio".
Es difícil, por lo tanto, aventurar cualquier hipótesis
sobre si Zuppi irá a Kiev o Moscú, quiénes serán los
interlocutores directos y los mensajes a transmitir, qué tipo de
iniciativas y propuestas se pondrán en marcha, qué canales
explorar y recorrer. Un trabajo minucioso, de una dificultad que
haría temblar las venas y los pulsos de cualquiera, lo que le
espera a Zuppi, aunque si al "Don Matteo" fortalecido por su
militancia en la Comunidad de Sant'Egidio no le falta
experiencia precisamente en la intermediación entre partes en
conflicto y en los procesos de paz.
Piénsese en el proceso de negociación, que duró un año y
unos meses en la sede de la Comunidad de Trastevere, con el
fundador Andrea Riccardi como protagonista junto a Zuppi, que el
4 de octubre de 1992 desembocó en la firma del Acuerdo General
de Paz para Mozambique, poniendo el fin de 17 años de guerra
civil. O la participación del propio Zuppi en el proceso de paz
entre el Gobierno de Madrid y los separatistas vascos de ETA,
incluida la ceremonia en Bayona, el 7 de abril de 2017, en la
que ETA se despidió de las armas y entregó su arsenal.
Exitos no desdeñables en el bagaje del cardenal de Bolonia,
aunque el camino hacia la paz entre Rusia y Ucrania se presenta
sumamente plagado de dificultades, y por decir lo menos todavía
remoto. Y a falta de otros indicios -Zuppi dejó saber que "no
dará entrevistas ni declaraciones hasta que se considere
oportuno, de acuerdo con el Papa y la Santa Sede"-, nos
arrodillamos sobre lo que ha dicho hasta ahora sobre la guerra
en Ucrania para tener, aunque sea indirectamente, hipótesis del
camino.
Como cuando, el pasado 21 de febrero, en la Universidad Roma
Tre, dijo a los periodistas: "Empieza a haber una conciencia de
que hay que entablar un diálogo: dialogar no es olvidar
responsabilidades, sino tratar de resolver no con las armas, no
sólo con el rearme, la tragedia de la guerra. Y también para
detenerla, también porque la guerra tiene su lógica geométrica
de destrucción y si no se detiene sigue". "Estas intenciones,
que parecen empujar todas hacia el diálogo -añadió- también me
hacen pensar en lo que releí en una entrevista con Henry
Kissinger, creo que tiene razón: dijo, ahora necesitamos iniciar
al menos un diálogo exploratorio, de lo contrario hay energía
nuclear".
Además, precisó Zuppi: "Es obvio que hay un agresor y un
agredido y que sirve la paz como la justicia. Y si pensamos que
hablar de paz, de un alto el fuego, significa cancelar las
responsabilidades, no hay otro futuro que guerra. Debemos creer
que la paz siempre es posible, difícil pero posible".
Mientras tanto, hoy en el Regina Caeli, el Papa también
lanzó un llamamiento para Sudán, donde "un mes después del
estallido de la violencia", la situación "sigue siendo grave".
"Al alentar los acuerdos parciales alcanzados hasta ahora
-afirmó Francisco-, renuevo un sentido llamamiento a que
depongan las armas, y pido a la comunidad internacional que no
escatime esfuerzos para hacer prevalecer el diálogo y aliviar el
sufrimiento de la población". (ANSA).
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. © COPYRIGHT ANSA