Las palabras del papa Francisco en el tema de la paz en Ucrania, en la conferencia de prensa durante el vuelo de regreso de Budapest, fueron inequívocas "En este encuentro no hemos hablado solo de Caperucita Roja, hemos hablado de todas estas cosas -sonrió Francisco-. Se habla de esto porque a todos nos interesa el camino de la paz".
El mensaje, aunque hasta el momento sin otros detalles, fue claro: la Santa Sede tiene en sus manos una misión, por ahora reservada, secreta, para hallar canales de diálogo y de pacificación. El problema es que las partes que deberían estar interesadas en la cuestión, Ucrania y Rusia, hasta hoy la niegan.
El lunes un funcionario de la Oficina presidencial ucraniana dijo a la cadena CNN que "no tenía conocimiento" de una misión de paz que involucre al Vaticano por el conflicto con Rusia. "Si hay coloquios, suceden sin nuestro conocimiento", agregó la fuente.
Y, del mismo modo, el Kremlin "no está al corriente" de una misión de paz del Vaticano por Ucrania, dijo hoy el vocero Dmitry Peskov citado por la agencia Tass.
Ya, desde el momento que nadie puede poner en duda el contenido y la veracidad de lo afirmado por el papa Bergoglio, se debe considerar que la "misión" vaticana está en estado de elaboración preliminar, o que hasta el momento actúa en niveles que no comprometen a los máximos exponentes de los dos países en guerra.
El pontífice siempre habló de la disponibilidad de la Santa Sede de una mediación, posibilidad que aún hoy no fue recibida concretamente.
Empero, continuó siempre trabajando, además en el campo humanitario, en el de favorecer y tener abiertos los canales de diálogo. "Creo que la paz se realiza siempre abriendo canales, no se puede hacer una paz con cierres. Invito a todos a abrir relaciones, canales de amistad. Esto no es fácil. El mismo discurso que hice en general, lo hice con Orban y lo hice un poco por todos lados", repitió en la conferencia de prensa en vuelo.
El lunes, seguramente por una necesidad que concierne a sus relaciones con el Patriarcado de Moscú, el metropolita Hilarion sintió el deber, mediante un video en el sitio de la Diócesis ortodoxa de Budapest y de Ucrania, de rechazar las "insinuaciones según las cuales se reunió con el papa Francisco para informarlo sobre el objetivo de lograr algunos acuerdos secretos o bien con fines políticos".
"Respondo para quien está interesado -agregó- no existe nada que afecte las relaciones bilaterales entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Rusa. No se discutió acerca de alguna cuestión política. El encuentro fue de naturaleza personal entre dos viejos amigos".
En qué cosa consiste la "misión" esbozada por el papa Francisco se verá en los próximos días. En tanto, su activismo en favor del diálogo y la paz, su manifiesta y elocuente voluntad de dirigirse en las plegarias tanto al pueblo ucraniano como al ruso, está fue de duda.
Y no por casualidad, reiteró que la cita con el patriarca de Moscú, Kirill, por ahora está "suspendida", pero "se deberá hacer". Y también aseguró que la Santa Sede, al recibir la petición de Kiev, hará de mediadora para el retorno a la patria de los niños ucranianos deportados a Rusia, como ya sucedió positivamente con el intercambio de prisioneros.
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