El Papa se reúne con refugiados en Budapest

El Papa en la reunión con los jóvenes en Papp Laszlo Sportarena en Budapest. (foto: ANSA)
El Papa en la reunión con los jóvenes en Papp Laszlo Sportarena en Budapest. (foto: ANSA)

(ANSA) - El abrazo con los refugiados, en gran parte expatriados de la vecina Ucrania, es el momento central de este segundo día del Papa Francisco en Hungría.
    Pero, en tanto, en el campo de las relaciones con la Iglesia Ortodoxa rusa, Francisco se reúne en la Nunciatura con el metropolita Hilarion, excanciller del patriarca Kirill, removido en junio de 2022 por haber expresado reservas acerca de la invasión rusa a Ucrania y, desde entonces metropolita de Budapest y Hungría.
    El encuentro "de tono cordial", refiere la Sala de Prensa Vaticana, duró unos 20 minutos. Presente además el nuncio apostólico, monseñor Michael Banach.
    En la cita de Francisco con los pobres y los refugiados, en la decimonónica iglesia de Santa Isabel de Hungría, en la Plaza de las Rosas, en el histórico barrio judío de Budapest, unas 600 personas: a más de un grupo de gitanos húngaros, los refugiados, llevados por Caritas y otras organizaciones católicas, entre ellas, Sant Egidio, provienen en su mayor parte de Ucrania.
    Otros, en cambio, de países como Pakistán, Afganistán, Iraq, Irán, Nigeria, Sudán del Sur.
    Profundamente conmovido por el testimonio de Oleg y Lyudmila Jakovlev, desde mayo 2022 refugiados en Dnipropetrovsk con sus cinco hijos -los dos ya adolescentes cantan una canción con el saxo y la armónica, como también aquella de una greco-católica asistida por la propia iglesia y de un diácono que fundó una casa para los sin techo, el Papa quiso reconocer los méritos de la comunidad católica local.
    "Gracias por como han recibido -no solo con generosidad sino también con entusiasmo- a tantos refugiados provenientes de Ucrania", dice a la iglesia húngara.
    "También en el dolor y en el sufrimiento -prosigue- se halla el coraje de seguir adelante cuando se recibe el bálsamo del amor: es la fuerza que ayuda a creer que no todo está perdido y que un futuro diferente es posible".
    "La fe que profesamos -dice aún el pontífice- no es prisionera de un culto distante de la vida y no se vuelva presa de una suerte de 'egoísmo espiritual', esto es una espiritualidad que me hago a medida de mi tranquilidad interior y de mi satisfacción".
    "Verdadera fe -agrega- es aquella que incomoda, que arriesga, que sale al encuentro de los pobres y hace capaces de hablar con la vida el lenguaje de la caridad".
    Y testimonio evidente de este "lenguaje de caridad" es el que emergen dela conmovedora visita privada del Papa, en las primera horas de la mañana, al Instituto Católico para niños ciegos, con visión reducida y discapacidades de Budapest.
    Aquí, luego del canto del Ave Maria de una muchacha no vidente y discapacitada, después de la ejecución en flauta del "Aria sobre la cuarta cuerda" de Bach, Francisco pronuncia algunas palabras improvisadas: "Gracias a todos ustedes por la recepción y la ternura. Gracias por vuestros cantos, por los gestos, por vuestros ojos. Gracias, señor director, porque Ud quiso comenzar este acto con el rezo de San Francisco, que es un programa de vida".
    "Porque siempre el Santo -explica el pontífice- pide la gracia que donde no hay alguna cosa yo pueda hacer algo, cuando falta alguna cosa yo puedo hacer algo. En un camino de la realidad como es, llevar adelante, hacer caminar la realidad".
    "Y esto es Evangelio puro -puntualiza-. Jesús vino a tomar la realidad como era y llevarla adelante. Hubiera sido más fácil tomar las ideas, las ideologías y llevarlas adelante sin tener en cuenta la realidad. Este es el camino evangélico, este es el camino de Jesús".
    A más de otra visita esta mañana a la comunidad greco-católica, en la tarde el Papa se reúne con los jóvenes en "Sportarena" y privadamente con los cohermanos jesuitas en la Nunciatura.
   

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