A ellos se suma Andrea Arcangeli, director de Salud e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Alrededor giran otros especialistas, como los radiólogos que ayudaron ayer a esclarecer el cuadro clínico.
En el mismo hospital hay otro médico que ya atendió al Pontífice para la cirugía de colon, el cirujano Sergio Alfieri, quien en la hospitalización anterior tuvo la tarea de resolver una estenosis diverticular de colon sintomática y que puede contribuir con su experiencia en la evaluación del estado de salud general.
Mientras, continúan los controles de sangre y de saturación oxígeno y la terapia antibiótica y antiinflamatoria intravenosa sigue durante unos días más.
El despacho de Strapppetti, que siempre permanece cerca de Francisco, antes siempre había estado ocupado exclusivamente por médicos y su presencia sigue demostrando la importancia de esta figura en los momentos más delicados de la enfermedad.
El Papa le había dedicado palabras de gran agradecimiento, diciendo que su presencia es constante.
El gran equilibrio cardiorrespiratorio y la delicadeza de la situación, dada la edad del paciente, exigen que los controles se realicen en paralelo sobre la funcionalidad de la respiración y sobre el corazón.
Los dos sistemas están fuertemente ligados y la fatiga de uno afecta al otro.
El profesor médico Luca Richeldi, director de la UOC de Neumología y catedrático de Enfermedades del Aparato Respiratorio, está a la vanguardia en el tratamiento de las infecciones respiratorias.
Richeldi también es conocido por su compromiso durante la pandemia dentro del Comité Técnico Científico (CTS) y fue presidente de la Sociedad Italiana de Neumología.
La situación cardiológica está bajo el control del galeno Filippo Crea, catedrático de Cardiología de la Universidad Católica del Sagrado Corazón y director de la UOC de Cardiología.
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