La importancia de la hospitalidad a los migrantes

Destaca su presencia en el Antiguo Testamento.

Francisco defendió el fin de la discriminación de las mujeres.  (foto: ANSA)
Francisco defendió el fin de la discriminación de las mujeres. (foto: ANSA)

(ANSA) - El Papa Francisco pidió hoy el fin de la discriminación contras las mujeres al recibir hoy al personal del Instituto Nacional para la prevención de accidentes de Italia. Los empresarios -dijo- "tienen miedo de que las empleadas queden embarazadas, en eso piensan cuando tienen que contratarlas. Porque 'cuando una mujer empieza a engordar, es mejor que la despidas'. Tenemos que luchar contra eso".

Francisco exaltó también hoy la importancia de la hospitalidad cristiana, y apuntó que debe estar particularmente atenta a dos realidades: la viuda, el huérfano y el migrante". Al recibir a los participantes de la conferencia de la 'Catedral de la Hospitalidad', el Papa enfatizó repetidamente el tema de la hospitalidad, invitándolos a "continuar su camino de formación, para poder vivir cada vez mejor la hospitalidad y promover una cultura de la hospitalidad".
    Refiriéndose al Antiguo Testamento, Francisco recordó los numerosos pasajes que mencionan "las tres personas a las que se debe una atención especial: la viuda, el huérfano y el migrante, palabras, que, destacó, "se repiten varias veces" en los textos.
    El Pontífice citó varios pasajes de su encíclica 'Fratelli Tutti' para explicar que "para poder operar, para poder generar hospitalidad, hay que pensar en la hospitalidad".
    "La acogida -una de las citas de la Encíclica- es una expresión de amor, de ese dinamismo de apertura que nos impulsa a prestar atención al otro, a buscar lo mejor para su vida". En otro pasaje de 'Fratelli Tutti', renueva su llamamiento a los países del mundo a pensar "como familia humana" y no individualmente.
    "Los nacionalismos cerrados -recuerda Bergoglio- manifiestan en última instancia esta incapacidad de gratuidad, la errónea convicción de poder desarrollarse al margen de la ruina de los demás y de que cerrándose a los demás estarán más protegidos".
    Francisco sostiene que "el inmigrante es visto como un usurpador que nada ofrece. Así, pensamos ingenuamente que los pobres son peligrosos o inútiles y que los poderosos son generosos benefactores. Solo una cultura social y política que incluya la hospitalidad gratuita puede tener futuro".
    Finalmente, el Papa destacó la importancia del valor universal de Jerusalén, como ciudad de la paz, al recibir a los participantes del Grupo de Trabajo Conjunto para el Diálogo interreligioso y la Comisión Palestina para el Diálogo interreligioso.
    "El amor a la ciudad santa debe ser siempre mayor, como a una madre, que merece el respeto y la veneración de todos", afirmó el Pontífice como ejemplo del significado espiritual de Jerusalén.
    "Jerusalén tiene un valor universal, ya contenido en el significado de su nombre: 'Ciudad de la Paz'", subrayó Francisco, que pidió "la compasión de Dios" por la Ciudad Santa, "que debe convertirse en nuestra compasión, más fuerte que cualquier ideología, de cualquier lado". (ANSA).


   

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