"Es necesario socavar" la lógica del rearme "y avanzar por el camino del desarme completo, ya que no es posible la paz donde proliferan los instrumentos de muerte", afirmó hoy el Papa Francisco al dirigirse a los embajadores.
Citando la "Pacem in terris" de Juan XXIII, "un texto extremadamente actual a pesar de que gran parte del contexto internacional ha cambiado", Francisco dijo que "la paz es posible a la luz de cuatro bienes fundamentales: la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad. Estas son las piedras angulares que regulan tanto las relaciones entre los seres humanos individuales como entre las comunidades políticas".
Y al exponer sobre la guerra, el Pontífice mencionó el conflicto en Ucrania y sostuvo que "la fragmentada Tercera Guerra Mundial que estamos viviendo nos lleva a plantearnos otros teatros de tensión y conflicto". Pidió el "fin inmediato de este conflicto sin sentido" en Ucrania.
También subrayó que "los ataques a las infraestructuras civiles" en esta guerra "llevan a la gente a perder la vida no sólo por las bombas y la violencia, sino también por el hambre y el frío". "Todo acto de guerra, que tenga como objetivo indiscriminado la destrucción de ciudades enteras o de vastas regiones y de sus habitantes, es un crimen contra Dios y contra la humanidad misma y debe ser condenado con firmeza y sin vacilación", enfatizó Jorge Bergoglio.
El Papa citó a Siria como "tierra atormentada" y pidió evitar que "las sanciones internacionales impuestas repercutan en la vida cotidiana de una población que ya ha sufrido tanto".
"La Santa Sede también sigue con preocupación el aumento de la violencia entre palestinos e israelíes -prosiguió el Papa-, con la dramática consecuencia de numerosas víctimas y total desconfianza mutua. Particularmente afectada está Jerusalén, ciudad santa para judíos, cristianos y musulmanes. La vocación inscrita en su nombre es ser Ciudad de Paz, pero lamentablemente se encuentra siendo escenario de enfrentamientos".
"Al mismo tiempo, espero que las autoridades del Estado de Israel y las del Estado de Palestina puedan encontrar el coraje y la determinación para dialogar. directamente para implementar la solución de dos estados en todos sus aspectos, de conformidad con el derecho internacional y todas las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas", añadió.
De nuevo el Papa citó como teatro del conflicto a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, adonde viajará a finales de mes. Luego, el sur del Cáucaso, Yemen, Etiopía y otros países africanos en el centro de la violencia.
"También sigo con especial atención la situación en Myanmar, que vive desde hace dos años la violencia, el dolor y la muerte", concluyó el Papa.
En otro tramo de su exposición, el Papa adviertió del peligro de una guerra nuclear. "Lamentablemente, la amenaza nuclear todavía se evoca hoy, sumiendo al mundo en el miedo y la angustia. Solo puedo reiterar aquí que la posesión de armas atómicas es inmoral. Todos somos siempre perdedores bajo la amenaza de las armas nucleares", dijo Francisco a los embajadores.
"El derecho a la vida está amenazado donde se sigue practicando la pena de muerte, como está ocurriendo estos días en Irán, tras las recientes manifestaciones, que exigen mayor respeto a la dignidad de la mujer. La pena de muerte no puede ser utilizada para una supuesta justicia estatal , ya que no constituye un elemento disuasorio, ni ofrece justicia a las víctimas, sino que sólo alimenta la sed de venganza", amplió luego, en clara referencia a lo que está sucediendo en Irán- Luego hizo un llamamiento para que "la pena de muerte, que es siempre inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona, sea abolida en la legislación de todos los países del mundo".
También destacó el valor de una educación que "exija siempre el pleno respeto a la persona y a su fisonomía natural, evitando la imposición de una nueva y confusa visión del ser humano". "Esto implica integrar los caminos del ser humano , crecimiento espiritual, intelectual y profesional, que permita a la persona liberarse de múltiples formas de esclavitud y afirmarse en la sociedad de manera libre y responsable", amplió.
En este sentido, "es inaceptable - subrayó el Papa- que parte de la población pueda quedar excluidas de la educación, como les está ocurriendo a las mujeres afganas".
Francisco insistió con los derechos de la mujer. "A pesar de los compromisos asumidos por todos los Estados de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas, aún hoy, en muchos países, las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda clase. Son objeto de violencia y abusos y se les niega la oportunidad de estudiar , al trabajo, a la expresión de los propios talentos, al acceso a la salud e incluso a la alimentación", desgranó.
"Preocupa el debilitamiento, en muchas partes del mundo, de la democracia y de la posibilidad de libertad que ella permite, aún con todas las limitaciones de un sistema humano", afirmó luego.
"Las mujeres o las minorías étnicas a menudo sufren el precio, así como el equilibrio de sociedades enteras en las que el malestar conduce a tensiones sociales e incluso enfrentamientos armados. En muchas áreas, las crecientes polarizaciones políticas y los problemas sociales dan una señal de debilitamiento de la democracia, que no ayudan a resolver los problemas urgentes de los ciudadanos", añadió.
Y en su extenso discurso, dedicó un tramo a la migración.
"La migración es un tema para el que no es admisible proceder al azar. Para entenderlo, basta con mirar al Mediterráneo, que se ha convertido en un gran cementerio. Esas vidas rotas son el emblema del hundimiento de nuestra civilización", subrayó.
"En Europa es urgente fortalecer el marco normativo, a través de la aprobación del Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo, para que se puedan implementar políticas adecuadas de acogida, acompañamiento, promoción e integración de los migrantes. la solidaridad exige que las debidas operaciones de asistencia y cuidado de los náufragos no pesen enteramente sobre las poblaciones de los principales puntos de desembarco", completó el Papa.
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