El papa Francisco sostuvo hoy, en el Angelus, que, como discípulos de Jesús, "estamos llamados a ejercer la justicia, en las relaciones con los demás, en la Iglesia, en la sociedad, no con la dureza de quien juzga y condena dividiendo a los hombres en buenos y malos, sino con la misericordia de quien acoge compartiendo las heridas y la fragilidad".
"Me gustaría decirlo así: no dividiendo, sino compartiendo. No dividas, sino comparte. Hagamos como Jesús lo hizo: compartimos, llevamos las cargas los unos de los otros, en lugar de hablar y destruir, mirémonos con compasión, ayudémonos", amplió luego.
"A menudo tenemos una idea estrecha de la justicia -subrayó- y pensamos que significa: quien se equivoca, paga y así satisface el mal que ha hecho. Pero la justicia de Dios, como enseña la Escritura, es mucho más mayor: no tiene por objeto la condenación del culpable, sino su salvación y su renacimiento, para hacerlo justo, de injusto en justo".
"Es una justicia que brota del amor, de esas entrañas de compasión y misericordia que son el corazón mismo de Dios Padre que se conmueve cuando somos oprimidos por el mal y caemos bajo el peso de los pecados y debilidades", enfatizó Jorge Bergoglio.
Y recalcó que "la justicia de Dios, por tanto, no quiere repartir penas y castigos", y sostuvo que "tenemos miedo de pensar que Dios es misericordia".
Y luego citó al recientemente fallecido Papa Emérito al sostener que, incluso, aquellos que caen pueden levantarse de la oscuridad. "Benedicto XVI afirmó que 'Dios quiso salvarnos yendo él mismo al fondo del abismo de la muerte, para que todo hombre, incluso aquellos que han caído tan bajo que ya no ven el cielo, puedan encontrar la mano de Dios para agarrarse y salir de las tinieblas para ver de nuevo la luz para la que fue creado'", dijo Francisco, recordando la homilía de su antecesor del 13 de enero de 2008.
"Hoy, al ver a Nuestra Señora cargando al Niño en el pesebre, amamantándolo, pienso en las madres de las víctimas de la guerra, en los soldados que han caído en esta guerra en Ucrania, las madres ucranianas y las madres rusas, ambas han perdido sus niños, este es el precio de las guerras", afirmó el Papa en otro pasaje del Angelus y pidió orar por ellas.
"No olvidemos a nuestros hermanos y hermanas ucranianos, ellos sufren mucho por la guerra, esta Navidad en guerra sin luz, sin calor. Sufren mucho, por favor no los olviden", insistió luego, en medio de la conmemoración de la Navidad de la Iglesia ortodoxa.
También dijo que no se puede ser discípulo de Jesús y al mismo tiempo murmurar y dividir. "Pensemos: soy discípulo del amor de Jesús o discípulo del chisme que divide, divide. El chisme -subrayó el Papa Francisco- es un arma letal, mata, mata el amor, mata la sociedad, mata fraternidad Preguntémonos: soy una persona que divide o una persona que comparte?".
Antes del Angelus, al celebrar el bautismo de trece niños en la Capilla Sixtina, el Sumo Pontífice llamó también a la reflexión. "El bautismo es como un cumpleaños, el bautismo nos hace renacer a la vida cristiana. Por eso os aconsejo que enseñéis a vuestros hijos la fecha de su bautismo", "que den gracias cada año por esta gracia de ser cristianos", señaló.
Y dirigiéndose a los padres de los pequeños comentó: "Estos niños que traen ahora están iniciando el camino pero depende de ustedes y de los padrinos ayudarlos a seguir adelante en ese camino".
Luego comentó: "ahora (los niños, NDR) están todos callados pero a lo mejor alguien empieza y todos empiezan a llorar. Los niños son sinfónicos, déjenlos llorar, déjenlos llorar, tal vez alguien llore de hambre, amamántelo con toda libertad. Lo importante es que hoy esta celebración es una fiesta".
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