Por ahora es sólo una hipótesis, pero el mensaje ya habría sido entregado a la Casa Blanca. La OTAN considera reforzar su presencia militar en el Ártico: una estrategia -relanzada por el periódico alemán Handelsblatt citando fuentes de la Alianza- para convencer a Donald Trump de que deje de lado sus objetivos expansionistas y que pone de relieve la búsqueda de apaciguamiento para evitar también la guerra arancelaria.
Los líderes de la UE buscarán la unidad en torno a la OTAN y su secretario general, Mark Rutte, en la cumbre informal de defensa que se celebrará en Bruselas el lunes: en la mesa, en la que también se sentará el líder británico Keir Starmer, la primera presencia del otro lado del Canal de la Mancha en una cumbre de la UE. desde el Brexit- también habrá exigencias del presidente estadounidense de aumentar el gasto militar hasta el 5% del PIB. Y cómo encontrar recursos. Se están estudiando todas las opciones, pero el conflicto ya está candente: Berlín, en plena campaña electoral, y La Haya están dispuestas a crear un muro contra los eurobonos, mientras que Roma, París y Madrid aspiran a separarse del Pacto de Estabilidad.
Trump "no bromea" acerca de las ambiciones territoriales, aseguró en los últimos días el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, que se espera en Panamá en las próximas horas. Prueba de ello es que el presidente norteamericano volvió a atacar en las últimas horas precisamente el destino del canal que conecta el Atlántico con el Pacífico.
Una mayor implicación de los aliados en Groenlandia, entonces, en los planes de la OTAN, podría responder a las necesidades de seguridad de las Barras y Estrellas sin cambiar el estatus de la isla. La estrategia, que todavía sólo se debate a nivel informal, se basaría en los nuevos planes de defensa de la OTAN ya adoptados en 2023: los documentos clasificados prevén un aumento de las capacidades de disuasión y defensa en el extremo norte en un contexto anti-Rusia y anti-China, cuya presencia naval en la zona es cada vez más apremiante.
Empujando a la Alianza en esta dirección, frustrando la idea de París de desplegar tropas de la UE en el Ártico para advertir no sólo a Moscú y Pekín, sino al propio Trump, está la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, que ha estado presionando a los aliados durante semanas. Copenhague ya se comprometió a proteger la isla con 2.000 millones de dólares para fortalecer su presencia militar en el Ártico y el Atlántico Norte. Pero detrás del apuro estratégico se esconde el verdadero quid de la cuestión: la financiación de la defensa. El expediente acabará alimentando el tira y afloje sobre el porcentaje del PIB destinado a la seguridad.
En la 'retirada', en la jerga comunitaria, en el Palacio de Egmont, los líderes de la UE pondrán sobre la mesa tres puntos claves: qué proyectos estratégicos son prioritarios (desde el escudo antiaéreo europeo hasta la movilidad militar), las opciones de financiación (eurobonos , presupuesto común o descongelar los recursos del MEDE) y cómo fortalecer la industria bélica europea buscando sinergias entre los grandes nombres del sector para optimizar costos y eficiencia.
"Lo que veo ahora no es suficiente y, si no nos movemos, hoy estaremos a salvo, pero dentro de cuatro o cinco años puede que ya no lo estemos", es la exhortación que Rutte, junto con la Alta Representante Kaja Kallas y el comisario UE para la defensa, Andrus Kubiulius, repiten, y reiteran los peligros de Moscú y garantizan el pleno apoyo a Kiev.
Una postura que, sin embargo, choca con la línea más prudente de quienes son frugales en el gasto, que están en contra de una nueva deuda común y para quienes la forma más rápida de colmar el retraso de la industria europea y el vacío de seguridad es comprar más armas a los Estados Unidos.
Diferentes fuentes europeas señalan que en el ámbito de la financiación "se han producido algunas novedades" entre los halcones liderados por La Haya, que acogerá en junio la cumbre de líderes de la OTAN, hasta el punto de que -aunque oficialmente las posiciones siguen siendo distantes- se habla de un posible fondo mutuo ad hoc de 500 mil millones de euros.
Empero, para Italia la prioridad es clara: separar los gastos de los límites del Pacto de Estabilidad. Un plan que gusta a Francia, España y Polonia, pero con negociaciones cuesta arriba. Las respuestas de la UE y aliados llegarán en junio, pero el primer borrador de la estrategia comunitaria será negro sobre blanco ya en marzo, con el Libro Blanco sobre la defensa.
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