Basta recordar, solo para atenerse a ejemplos más o menos recientes, la publicación en septiembre de 2005 de algunas caricaturas del profeta Mahoma en el diario danés Jyllands-Posten: una ofensa imperdonable para los musulmanes, considerando que cada representación del profeta está prohibida y considerada blasfema, que en varios estados islámicos desencadenó manifestaciones de protesta, incluso violentas, pero también en varias capitales europeas.
Italia se vio involucrada cuando el ministro Roberto Calderoli vistió una camiseta con esas caricaturas incriminadas y durante una entrevista televisiva la dejó ver.
Unos días después, en Libia, una multitud enfurecida atacó el consulado italiano de Bengasi, que fue saqueado y quemado, mientras la policía local disparó contra la multitud matando a 11 manifestantes.
Aquellas mismas caricaturas llevaron luego en 2015 a la masacre de periodistas del semanario satírico francés Charlie Hebdo: dos hermanos franco-argelinos, Chérif y Said Kouachi, armados con ametralladoras, irrumpieron en la redacción de la publicación disparando ráfagas. Hueyendo, sembraron el terror también en las calles. Murieron en total 12 personas. Siempre por aquellas mismas viñetas, la sede del semanario ya había sido incendiada en 2011.
Volviendo unos años atrás, no podemos dejar de recordar la historia del escritor anglo-indio Salman Rushdie y su novela "Los versos satánicos", cuya publicación en 1988 le valió una fatwa que pedía su muerte emitida incluso por el ayatolá Ruhollah Khomeini, líder supremo de Irán.
Después de varios intentos de asesinato y amenazas de muerte, el 12 de agosto de 2022, es decir, 34 años después, Rushdie fue atacado y apuñalado repetidamente por un hombre de fe islámica mientras el escritor daba una conferencia en Estados Unidos. Como resultado de la agresión, Rushdie perdió un ojo y el uso de algunos dedos de una mano. Pero también el caso de Salwan Momika desencadenó varios episodios de violencia, así como de emulación.
Después de la quema del Corán que él escenificó, Suecia se vio obligada a elevar el nivel de alerta terrorista de "alto" a "crítico", mientras su embajada en Irak fue tomada por asalto y Turquía llegó hasta obstaculizar la ampliación de la OTAN a Estocolmo.
Al mismo tiempo, se dieron señales de alarma en los consulados de muchos países europeos en Estambul, cerrados por el riesgo de atentados, después de que el libro sagrado del Islam fue quemado frente a la embajada turca y una mezquita en Suecia, Dinamarca e incluso en Holanda.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA