Así se desprende de los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), según los cuales en el mismo periodo el balance natural -la diferencia entre el número de nacimientos y el de muertes- será cercano a cero.
Se estima que llegarán al país casi diez millones de personas y saldrán casi cinco millones, lo que suma una migración neta de 4,9 millones.
Las cifras suponen un desafío para el gobierno laborista de Keir Starmer, quien, a través de un portavoz, reiteró la necesidad de reducir los niveles "extremadamente altos" de inmigración.
Nigel Henretty, jefe de análisis demográfico de la ONS, dijo que las proyecciones para el decenio 2022-2032 se basaban en promedios históricos y no tenían en cuenta explícitamente los posibles cambios en las políticas.
Además, a pesar de los anuncios de varios gobiernos sobre el control de la inmigración regular, así como de la ilegal, el saldo migratorio se duplicó desde el referéndum del Brexit en 2016, cuando se situó en 360.000.
Mientras que los cambios en las normas de visado tras el divorcio de Londres de Bruselas provocaron una fuerte caída en el número de inmigrantes desde la Unión Europea, y un aumento en el de países como India, Nigeria y Pakistán.
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