"Hay que llegar al 2% pronto, en las próximas semanas", instó, recordando que el objetivo actual -fijado hace 10 años en Gales- pronto "no será suficiente, ni de lejos".
Las razones ahora son bien conocidas, pues están de un lado y del otro los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Donald Trump y Vladimir Putin, respectivamente.
Con Europa teniendo que hurgar en sus bolsillos.
El 47º presidente aprovecha cualquier oportunidad, incluido Davos, para mostrar su cifra: el 5% del PBI en defensa.
Para darles una idea de lo que está pasando, el enviado de Misiones Especiales de Trump, Richard Grenell, criticó en directo a Rutte -estaban en el mismo panel- por haber sugerido la idea de extender el paraguas militar de la OTAN a Ucrania mientras muchos miembros de la alianza no pagan "su parte".
"En Estados Unidos", advirtió, "sería una masacre".
Grenell lanzó luego otro ataque contra Rutte, citando a los Países Bajos -el país de origen del secretario general- entre los países que "no pagan lo suficiente".
Así, la cuestión de la financiación de la defensa corre el riesgo de volverse explosiva en el corto plazo, porque estamos hablando de una montaña de dinero y de los recursos en muchas capitales europeas languidecen (como también lo hace el apetito por tomar decisiones difíciles en materia presupuestaria).
El ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, fue muy claro en ese asunto.
"Para nosotros es imposible llegar al 5%, ya estamos haciendo un gran esfuerzo para llegar al 2%", declaró, reiterando la necesidad de "separar los gastos del Pacto de Estabilidad".
Pero el Pacto se cerró anteayer por los tiempos europeos y no hay grandes deseos en Bruselas de reabrirlo, aunque ante a esas cifras, inclusive los guardianes del rigor de las cuentas (generalmente los países nórdicos ) están evaluando la posibilidad de soluciones más "creativas".
Porque ni siquiera los eurobonos -suponiendo que algún día se llegue a un acuerdo entre los 27 países, lo que es poco probable en este momento porque Alemania está muy en contra- ayudarían a alcanzar los objetivos de la OTAN, dado que se trata de una medida estructural, con compromisos plurianuales, y no una solución de emergencia, una crisis, como podría haber sido la del Covid-19.
El riesgo es, por lo tanto, que la política europea tenga que aumentar la financiación de la defensa y, al mismo tiempo, recortar los recursos a sectores sensibles como las escuelas, la sanidad y las pensiones.
Pero cuanto más se aleja de Moscú, menos consenso hay entre los ciudadanos para una hipótesis así.
Luego queda la incógnita de la guerra en Ucrania.
"Necesitamos que Estados Unidos siga involucrado: si la nueva administración de Trump está dispuesta a seguir abasteciendo a Kiev desde su base industrial, la factura la pagarán los europeos", dijo Rutte.
"Estoy absolutamente convencido de ello, hay que tener voluntad para hacerlo", subrayó.
En ese caso, también podría entrar en juego la estrategia de reducción del déficit comercial entre la UE y Estados Unidos, que entrelaza varios asuntos.
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