Desde ahora y hasta las próximas semanas, el edificio Berlaymont se llenará de recomendaciones, directivas y brújulas estratégicas. El objetivo es convencer a Donald Trump de que una "paz comercial" sería beneficiosa para todos. Luego, a fines de marzo, los 27 líderes harán un balance en una cumbre centrada en gran medida en el comercio y la competitividad.
Tras la etapa en Davos, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, volvió a intervenir en el Parlamento Europeo. En comparación con unas horas antes, cuando Trump ya había articulado su amenaza comercial, endureció su discurso centrándose en "valores y principios" de los que, en una negociación con Estados Unidos, la Comisión no abdicará.
Recordó el trabajo de "millones de personas" a ambos lados del Atlántico, de lo que depende el volumen del comercio entre los dos continentes. "Pero hay mucho más que los números. Amistades, lazos familiares, historia y cultura compartida. Esto es algo que siempre tendremos presente", remarcó.
Pero lo que más llamó la atención de su discurso fueron los 35 acuerdos comerciales con terceros países mencionados en la Cámara. "Solo en los últimos dos meses hemos cerrado acuerdos de colaboración con Mercosur, México y Suiza y hemos reanudado las negociaciones con Malasia", señaló Von der Leyen.
Poco antes, el primer ministro Antonio Costa había recordado a su vez las próximas cumbres internacionales de la UE con India, Sudáfrica, Brasil, Japón y Asia Central. "Queremos una cooperación positiva y justa con Estados Unidos", reiteró el ex primer ministro portugués en la sesión plenaria. Mientras tanto, en el Foro Económico Mundial, el Comisario Económico Valdis Dombrovskis respondió aún más claramente a Washington: "Estamos listos para responder proporcionalmente si es necesario, como lo hicimos durante la primera administración de Trump".
El llamado asunto Airbus, que mantuvo en conflicto durante mucho tiempo a la UE y a Estados Unidos, alcanzó su punto álgido durante el primer mandato de Trump. Luego, con la llegada de Joe Biden, se abrió un nuevo capítulo para la alianza, que vio al Consejo de Tecnología y Comercio UE-EEUU como una de sus piedras angulares. Este es un formato que podría volver a cuestionarse.
También porque en el ámbito tecnológico las cosas no van mejor. Un grupo de líderes y partidos está aumentando la presión para dar una respuesta dura al activismo de Elon Musk. En Davos, el español Pedro Sánchez habló de "tecno-multimillonarios que quieren derrocar la democracia" y anunció que en la próxima cumbre de la UE propondrá una serie de reglas "contra su amenaza", incluida la transparencia en los algoritmos y el fin del anonimato en línea.
Brújula para la competitividad, plan contra los altos precios de la energía, Clean Industrial Deal, posible flexibilización de las ayudas estatales a la electricidad: sobre la mesa de la Comisión va tomando forma la hoja de ruta para el relanzamiento de la UE y contará con el apoyo de la Presidencia de turno en Polonia.
En su debut en el plenario, Donald Tusk interpretó el papel de tipo duro, instando a los europeos a no sentirse ya derrotados. Con Trump "la era de la comodidad ha terminado, pero Europa fue, es y será grande. Somos nosotros quienes decidimos nuestro futuro, no Estados Unidos o China", afirmó Tusk, atacando a la extrema derecha.
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