Era previsible y al final sucedió: fracasó rotundamente la estrategia de indiferencia con la que la Comisión Europea pretendía frenar la llegada del ciclón Trump a principios de año.
El presidente estadounidense que tomará las riendas de la Casa Blanca el lunes es un invitado no deseado en casi todas las reuniones en Bruselas.
Y la presión del Palacio Berlaymont sobre Elon Musk está aumentando. La Comisión, de hecho, pidió a X más aclaraciones como parte de su investigación sobre la plataforma.
"Nos comprometemos a garantizar que cada plataforma cumpla con nuestra legislación, que tiene como objetivo hacer que el entorno en línea sea justo, seguro y democrático para todos los ciudadanos europeos", reiteró el ejecutivo europeo.
En las cumbres comunitarias, la palabra Trump va acompañada sobre todo de un concepto: "imprevisibilidad".
El 3 de febrero, durante el "retiro" sobre el dossier de defensa que el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, organizó en el castillo de Limont con los 27 líderes de la UE, se hablará de Trump durante la mañana e, indirectamente, durante el almuerzo de trabajo en en el que participará el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte.
La Alta Representante, Kaja Kallas, ya expresó su disposición a viajar a Estados Unidos en las próximas semanas para una cumbre con el secretario de Estado, Marco Rubio, considerado en Bruselas como uno de los rostros más comunicativos de la administración Trump.
Nadie en Europa quiere cerrarle la puerta al presidente estadounidense.
Pero sus primeros pasos -y sobre todo la intervención de su mano derecha- provocaron una mezcla de asombro e indignación. Musk "apoya a la extrema derecha y eso es completamente inaceptable y pone en peligro la democracia en Europa", criticó Scholz.
Mientras, desde el punto de vista comercial, la UE está tratando de fortalecer las relaciones con sus vecinos estadounidenses, a través de un nuevo acuerdo firmado con México y basado en "valores compartidos" como el desarrollo sostenible.
El propio Musk será el invitado de piedra del primer Plenario de 2025. El activismo del propietario de X ocupará un lugar central en uno de los debates clave en Estrasburgo. Y habrá choques.
Un anticipo de esto ya se tuvo en la conferencia de presidentes, donde el eje compuesto por el PPE, ECR, Patriotas y la ultraderechista AfD, la llamada "mayoría venezolana", impuso la eliminación de cualquier mención directa a Musk en el título del debate sobre las plataformas sociales previsto para el martes.
El Partido Popular sabe que, en este asunto, camina sobre brasas, atrapado entre la defensa de Europa que siempre lo ha distinguido y la presión de esa derecha con la que, en más de una ocasión, han mostrado su voluntad de dialogar.
La derecha, con una carta firmada por unos cuarenta eurodiputados, pidió a la presidenta Roberta Metsola que invite a Musk a Estrasburgo por sus "resultados extraordinarios y su enfoque visionario con el que podría llevar a que “la UE vuelve a ser un centro de creatividad".
El llamamiento fue tomado por Musk, que añadió: “¡Genial!". Por otra parte, en el S&D y en Renew los ánimos están muy caldeados. Unos cuarenta miembros han escrito una carta muy dura a Ursula Von der Leyen para pedirle que intervenga sobre Elon Musk para proteger la DSA, la ley europea que regula los servicios digitales.
En su opinión, el perfil bajo de Bruselas no servirá de nada.
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