Y al día siguiente de la entrevista, el historiador Andreas Wirsching declaró a la agencia DPA: "Se trata de una falsificación histórica que surge constantemente en los partidos de extrema derecha". Y continuó: "No fueron solo decenas de miles de comunistas los que fueron perseguidos, encerrados en campos y asesinados por culpa de Hitler, sino también innumerables socialistas y sindicalistas".
Mientras las universidades -incluida la de Frankfurt y las dos de Berlín- han anunciado su despedida, Olaf Scholz afirmó que por ahora permanecerá en X, mientras que su ministro del Interior ha anunciado una reunión el 22 de enero con todos los responsables de las plataformas. La pregunta es si estará Musk.
Y lo que se planteará es lo obvio, es decir, que las redes sociales deben cumplir la ley.
En el contexto de una campaña electoral sacudida por la injerencia de Musk, 200 abogados han pedido acelerar el proceso para prohibir la propia AfD, que para Weidel es un simple partido "conservador y libertario", mientras que Musk lo ha llegado a calificar de última esperanza. Alemania.
El recurso de los abogados dice: "La AfD es un partido enemigo de la Constitución. Difunde información falsa, sabotea los procesos democráticos e incita cada vez más abiertamente al odio contra grupos de personas que no encajan en su visión del mundo".
De ahí la petición de prohibirlo: es una medida prevista por la legislación alemana y utilizada siempre con mucha moderación.
El Tribunal Constitucional de Karlsruhe decide, pero la petición debe venir del Gobierno, del Senado Federal o del Bundestag: por eso los 200 dirigieron su recurso a los parlamentarios. La sentencia más famosa se remonta a 1956, cuando se prohibió el Partido Comunista de Alemania.
Sin embargo, hace unos años Karlsruhe rechazó la petición de prohibir a los neonazis del NPD. No porque no hubiera razones, sino porque el partido no era una amenaza concreta para el orden democrático.
Con AfD, que según las encuestas supera ya el 20 por ciento de los votos, las cosas podrían cambiar y las peticiones en este sentido se han multiplicado. Pero el tiempo se acaba y, sobre todo, no es seguro que la medida pueda beneficiar incluso a los extremistas.
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