Los ocupantes lograron evitar que fueran destruidos documentos valiosos, años de operaciones y acechos, en detrimento de los mismos ciudadanos de Alemania del Este, que oficiales de la Stasi querían hacer desaparecer. Gracias a esa movilización, los documentos fueron guardados y se creó una institución para gestionar el acceso a ellos por parte de quienes lo solicitaran.
Después de 35 años, el Archivo Histórico Alemán se prepara para recordar aquel día, pero también para subrayar que en los últimos años la atención no disminuyó sobre aquella historia, y mucho menos sobre los documentos que se salvaron aquel día.
Solo en 2024 se recibieron 28.571 solicitudes de acceso a documentos por parte de ciudadanos comunes, a las que se suman los pedidos formulados con fines de investigación por instituciones científicas y la prensa.
En total, desde finales de los años 90, cuando se definió el procedimiento de acceso, se presentaron 7,5 millones de solicitudes.
Michael Hollmann, presidente del archivo federal, afirmó: "La elaboración del pasado es un proceso que abarca varias generaciones. Al recordar a la gente las injusticias y utilizar los hechos para contrarrestar las noticias falsas, los archivos son una voz importante para la democracia. Esto solo funciona si el material de archivo se almacena de forma segura y a largo plazo, es cuidado por personal cualificado y luego está disponible para el público".
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