Una visita sorpresa fue realizada a Kiev de Mark Rutte, la primera como secretario general de la OTAN. El holandés ya había estado en Ucrania otras veces (cuatro) como primer ministro, pero, simbólicamente, eligió reunirse con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, en su primer acto como secretario general de la OTAN.
"Era muy importante destacar al pueblo ucraniano y a quienes nos observan que la OTAN está a su lado", dijo en una conferencia de prensa. El viaje debe considerarse en la delicada fase actual de la guerra, con Kiev bajo presión en el frente.
Dentro de unos días (12 de octubre) se celebrará en Alemania la cumbre de los líderes del formato Ramstein, impulsada por el presidente estadounidense, Joe Biden, para hacer balance de la ayuda militar, seguida de cerca (la semana siguiente) por la reunión ministerial de Defensa de la OTAN en Bruselas. Zelensky arremetió contra los aliados en la controvertida cuestión del uso de armas de largo alcance para atacar objetivos militares en Rusia.
Sin "ciertos medios" y "la posibilidad" de utilizarlos "no podemos detener a Rusia", afirmó claramente el presidente ucraniano.
"Cuando Moscú destruye las posiciones de nuestros soldados, es justo que se retiren para salvar sus vidas, son más importantes que los edificios", señaló luego sobre la pérdida de Vuhledar, vinculando estrechamente la estrategia occidental a los efectos en el campo de batalla.
Exactamente como ocurrió tras el primer lanzamiento de misiles iraníes contra Israel, cuando los aliados de Tel Aviv participaron en su derribamiento, Zelensky no pudo dejar de notar una disparidad en el trato, dado que la OTAN, en cambio, no interceptaba bombas rusas en cielos ucranianos.
Al respecto, Rutte recordó que, al igual que ocurre con las restricciones al uso de armas, se trata de decisiones que deben ser tomadas por "aliados individuales".
De hecho, la Alianza había decidido después de la invasión rusa que ayudaría a Kiev, pero no se involucraría en la guerra.
Una línea prudente -ciertamente no compartida por muchos países del flanco oriental, pero no solo- que, sin embargo, sigue vigente: permitir a Ucrania atacar en profundidad a Rusia o derribar sus misiles con interceptores lanzados desde suelo de la OTAN iría, en pocas palabras, "más allá" de lo decidido en 2022.
Entonces, una pregunta que sobrevuela es qué se puede hacer para garantizar que Ucrania "prevalezca", como reiteró Rutte.
Mientras, anular las decisiones tomadas en la cumbre de Washington (dinero, recursos, coordinación al frente de la Alianza) y hacer "irreversible" la entrada de Kiev en la OTAN.
"Están más unidos que nunca, yo estoy a favor", fue el mensaje del nuevo secretario general de la Alianza.
Biden, sin embargo, parece estar ablandándose (Estados Unidos y Alemania son los más cautelosos) y podría considerar una invitación oficial como parte de la estrategia de salida.
También porque Ucrania, en términos de producción de armas, está progresando desde el punto de vista tecnológico.
Durante la noche, un enjambre de drones ucranianos (122) impactó en Rusia, aunque esta vez, según Moscú, fueron todos interceptados.
Pero no siempre es así, como lo demuestran los grandes golpes perpetrados recientemente (como el depósito de misiles en la región de Tver). En resumen, creer que la situación puede permanecer "estática" indefinidamente -explican algunas fuentes aliadas- es "una ilusión".
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