"Escuché hablar de una espada de Damocles que pesaría sobre este ejecutivo. Pero la verdadera espada de Damocles es nuestra colosal deuda que, si no tenemos cuidado, pondrá al país al borde del precipicio", advirtió el ex comisario de la UE, que pretende llevar la relación déficit-PIB de nuevo al 5% en 2025 y luego "por debajo del umbral del 3%" en 2029 (dos años después de la fecha límite fijada por el gobierno anterior).
Según Barnier, "dos tercios" del esfuerzo procederán de recortes del gasto público en 2025. Pero el republicano de 72 años también pidió nuevos sacrificios fiscales, "focalizados" y "temporales", a los "franceses más ricos", así como a las empresas que "obtienen beneficios importantes".
En materia de inmigración, el primer ministro neogaullista, que no tiene mayoría absoluta en el Parlamento, resaltó la necesidad de "controlar mejor nuestras fronteras", incluso mediante la rápida aplicación del Pacto de la UE sobre inmigración y asilo.
En la cámara, la líder de la Asamblea Nacional (RN), Marine Le Pen, lo invitó a adoptar una nueva ley de inmigración a partir de principios de 2025 si no quiere ser desanimado por los diputados de extrema derecha.
La izquierda volvió a esgrimir la amenaza de una moción de censura (o de censura, para usar el idioma italiano).
Tras la declaración de política general de Barnier, explicó la líder del grupo Francia Insumisa (LFI), Mathilde Panot, las prioridades de la izquierda radical son tres: "desconfiar del gobierno", "sacar" a Emmanuel Macron y "reemplazarlo" lo antes posible.
El discurso programático se abrió a las 15 horas con un minuto de silencio en homenaje a Philippine, la estudiante de 19 años, encontrada muerta y enterrada el sábado pasado en el Bois de Boulogne, en París, a unos cientos de metros de la universidad donde asistía.
Tomando la palabra, el jefe de Gobierno expresó sus "condolencias" por la trágica muerte de la joven.
"Pensamos en usted, en su familia y en todas las mujeres víctimas de la violencia", añadió, antes de exponer su hoja de ruta para Francia.
Poco después, llegó una primera protesta de los diputados del Insoumis, que blandieron sus papeletas contra un primer mnistro considerado "ilegítimo", pero Barnier no se mostró demasiado molesto.
Después de los temores suscitados en los últimos días por la presencia en el nuevo ejecutivo de ministros considerados ultraconservadores, como el jefe del Interior, Bruno Retailleau, Barnier volvió a garantizar que "no habrá ningún cuestionamiento de las libertades fundamentales" como el derecho al aborto (Ivg) o al matrimonio entre personas del mismo sexo.
El entusiasta de la montaña saboyana rindió homenaje, entre otras cosas, a Simone Veil, exministra de Sanidad y creadora de la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo, "con quien -dijo- tuve el honor de formar parte del mismo gobierno".
Prometió tolerancia cero contra cualquier forma de racismo y antisemitismo y defendió el secularismo.
Varios sindicatos, entre ellos la CGT, se manifestaron hoy en París y en numerosas ciudades de Francia contra las políticas seguidas hasta ahora por el gobierno.
Barnier, por su parte, se mostró hoy disponible para "retomar el diálogo" sobre algunos puntos de la controvertida reforma de las pensiones y abrió la posibilidad de introducir un sistema proporcional en el sistema electoral.
Invocando nuevas formas de "fraternidad", deseó que se afirme una "cultura del compromiso", para "trabajar juntos en las grandes reformas" del país, siguiendo el modelo de lo que ya viene sucediendo desde hace algún tiempo en otros grandes países europeos.
"Cuidemos de la República, es frágil. Cuidemos de Europa, es necesario. Cuidemos de los franceses y francesas. Nos piden que superemos las divisiones, las querellas, en interés superior de la nación. Creemos que merecen nuestro compromiso", concluyó Barnier.
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