Son bombas de largo alcance que, por primera vez desde el comienzo del conflicto hace más de dos años, Estados Unidos decidió enviar a Kiev aunque no desbloquea, por el momento, la prohibición al uso de armas norteamericanas en profundidad en el territorio ruso.
Una luz verde que probablemene no llegará en breve luego de la jugada agresiva del Kremlin, que decidió actualizar su doctrina nuclear para "enviar un mensaje a los países hostiles", Estados Unidos in primis.
"Ayudar a Ucrania fue nuestra prioridad, por ello hoy aumentamos la asistencia, para auxiliar a Kiev a ganar en esta guerra", declaró Biden, y anunció el nuevo maxi paquete de 8.000 millones de dólares que, entre otros equipos, comprende una batería de defensa aérea y nuevos misiles Patriot, munición y servicio para los Himars, vehículos blindados, minas anti emboscada (MRAP), misiles Javelin, misiles TOW y cohetes AT-4 (antitanque).
Empero, la verdadera joya para las fuerzas de Zelensky son sin duda las JSOW, las bombas planeadoras guiadas con un alcance de 110 kilómetros que pueden ser lanzadas por cazas a una distancia segura de las líneas enemigas y compatibles con varios aviones, incluido el F-16, de los cuales el Estados Unidos y sus aliados transfieren un centenar de unidades a Ucrania Biden igualmente dio mandato al Pentágono para ampliar el programa de entrenamiento de pilotos ucranianos en ese tipo de cazas con el fin de entrenar a otros 18 el próximo año. El comandante en jefe de Washington convocó a una reunión a nivel de líderes, en Alemania, en octubre, del Grupo de Contacto, con el fin de coordinar los esfuerzos de los más de 50 países que apoyan a Ucrania y garantizar que si después de la votación de noviembre la línea estadounidense hacia Kiev cambia, Zelensky pueda seguir disfrutando de un amplio y sólido apoyo internacional.
El líder ucraniano agradeció al presidente y al Congreso estadounidenses por la enésima y consistente ayuda y aseguró que sus fuerzas la utilizarán "en el modo más eficiente y trasnparente posible para alcanzar nuestro objetivo común: la victoria de Ucrania, una paz justa y duradera y la seguridad transatlántica".
En Washington, Zelensky también presentó su plan de victoria, recién presentado en la Asamblea General de Nueva York, a Biden y Kamala Harris, en dos reuniones por separado.
Sin embargo, según altos funcionarios estadounidenses, la Casa Blanca no quedó particularmente impresionada y consideró que la estrategia carecía de una visión global.
"Se considera, en esencia, como pedidos de nuevas armas y levantamiento de restricciones sobre misiles de largo alcance empaquetados de manera diferente", dijo una fuente de la administración al Wall Street Journal (WSJ).
Asimismo, Zelensky también se reunió con un grupo bipartidista de senadores pero, en comparación con visitas anteriores, la etapa en el Capitolio fue muy mitigada y perturbada por una serie de ataques a Ucrania por parte de destacadas figuras republicanas, incluido Donald Trump.
El magnate neoyorquino, con el cual el presidente ucraniano esperaba reunirse estos últimos días ante un posible cambio de guardia en la Casa Blanca, lo acusó de ser "el más grande vendedor del mundo", prácticamente un comerciante, y de "haber rechazado un acuerdo" para poner fin a la guerra, mientras el speaker de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, le pidió expulsar a la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, Oksana Markarova, por haber organizado su visita a una fábrica de municiones en Scranton, la ciudad de Biden en Pensilvania, acompañada por un grupo de demócratas.
Una medida que algunos republicanos calificaron de "interferencia electoral" y sobre la cual el Comité de Supervisión de la Cámara, encabezado por el Grand Old Party, abrió una investigación.
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