Las incógnitas en torno a las carteras que se asignarán a los distintos comisarios siguen siendo diferentes, el Parlamento esloveno sigue manteniendo pendiente la luz verde para el candidato de Liubliana y las formaciones de centro y centro izquierda están listas para una batalla sin límites.
"Queda mucho tiempo hasta el martes, sobre todo si hablamos de política", aseguró el portavoz de la Comisión, Eric Mamer, quien resumió las mil dudas que asaltan a los dirigentes del Palacio Berlaymont.
De hecho, el propio Mamer explicó, sin embargo, que Von der Leyen está "decidida" a respetar el plazo fijado.
El martes, en Estrasburgo, quiere presentar a su equipo en la conferencia de Presidentes y luego ilustrar sus decisiones a la prensa.
El lunes, en una última ronda de reuniones con los grupos mayoritarios, intentará apuntalar su castillo.
Con el riesgo de que una ficha equivocada pueda arruinarlo todo, en un contexto en el que las relaciones entre el Partido Popular Europeo (PPE) y los otros grupos pro-UE -socialistas, liberales y verdes- volvieron a ser inestables, por decir lo menos.
"Los socialistas nunca ha estado así tan débiles. Rechazar a los candidatos apoyados por el PPE podría convertirse en un boomerang", advirtió el jefe de la delegación de FI, Fulvio Martusciello.
El primer obstáculo real al que se enfrenta Von der Leyen no está en Roma, sino en la pequeña Eslovenia.
En ese país, el cambio de candidato decidido por el primer ministro Robert Golob desencadenó una revuelta política bipartidista.
La acusación, en todos los ámbitos, es que fue Von der Leyen quien obligó a Golob a retirar a Tomaz Vesel y sustituirlo por Marta Kos, en nombre de la igualdad de género.
La comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores y de la UE, que debía votar sobre Kos, ni siquiera fue convocada.
Los eurodiputados eslovenos del SDS -fuerza encabezada por el ex primer ministro populista Janez Jansa pero que forma parte del PPE- anunciaron que no votarán por la candidata y solicitaron acceso a los documentos de la Comisión y del Gobierno esloveno relativos a los procedimientos de candidatura.
Y la ex diplomática Marta Kos fue acusada de haber colaborado con los servicios secretos yugoslavos.
Von der Leyen, ante el estancamiento esloveno, aún podría seguir su propio camino, forzándose y presentando la lista de todos modos, con el nombre de Kos en ella.
Pero sería una medida que no aliviaría el clima en torno a los nombramientos europeos.
De hecho, los nombramientos sobre los que se asignarán las competencias siguen envueltos en una nube de incertidumbre.
Las vicepresidencias ejecutivas deberían ser seis, como se prevé, y recaerán en Thierry Breton, Teresa Ribera, Valdis Dombrovskis, Raffaele Fitto, Maros Sefcovic y Kaja Kallas.
Del sexteto, el más débil es Sefcovic, un comisario saliente con larga experiencia y apreciado en Bruselas, pero representante de un país, Eslovaquia, que con el populista Robert Fico se acerca rápidamente a las posiciones de Orban.
En cambio, Fitto podría tener una delegación directa en Cohesión y el PNRR perdiéndola en favor de Economía, un tema que aún no está claro si caerá bajo su vicepresidencia.
Para Italia, en cualquier caso, es importante que una Dirección Genera termine bajo el ala de Fitto.
Mientras, el político italiano Enrico Letta explicó que, si Fitto se muestra comprometido con la UE, debería tener "el apoyo más amplio posible".
A Breton se le va a asignar la poderosa cartera de Industria, a Ribera se le dará la Competencia, a Dombrovskis se le dará la Ampliación y el tema de reconstrucción de Ucrania.
Von der Leyen, para apaciguar a los socialistas, tendrá que asignar Asuntos Sociales y Políticas de Vivienda a uno de sus exponentes, quizás la rumana Roxana Minzatu.
En ese contexto, el grupo S&D sigue aumentando las apuestas: la última petición es la de un comisario ad hoc de Desarrollo.
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