Imprevisto fogonazo en las tensiones diplomáticas entre Italia y Rusia luego de que Moscú declaró "personas buscadas" a la enviada de la RAI, Stefania Battistini, y al perador Simone Traini, acusados de haber ingresado ilegalmente al país el mes pasado al acompañar a las tropas ucranianas que ingresaron en la región de Kursk.
El canciller Antonio Tajani dijo que convocó a la Farnesina al embajador ruso en Roma para manifestar "sorpresa" por esto que definió como una "extraña decisión". Alexei Paramonov será recibido la tarde de mañana en el ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cooperación Internacional.
Los nombres de Battistini y Traini aparecen en la base de datos de los buscados por el ministerio ruso del Interior que se basa "en un artículo del Código Penal" no especificado. Pero la agencia Tass recuerda que para el ingreso ilegal en Rusia está prevista una pena de hasta cinco años de reclusión. En la lista de los buscados figuran otros enviados extranjeros: Simon Connolly, de Deutsche Welle, Nick Walsh, de la CNN, y las periodistas ucranianas Natalia Nagornaya, Diana Butsko y Olesya Borovik.
La RAI reaccionó y habló de "un acto de violación de la libertad de información" y recalcó que Battistini y Traini "desarrollaron en un modo ejemplar y objetivo su tarea de testigos de los eventos".
La RAI, se puntualiza desde Viale Mazzini, "continúa desepeñando su rol de servicio público también gracias a la corajuda actividad de los propios periodistas y enviados, y se reserva obrar en cada sede para denunciar la decisión del gobierno ruso en defensa de libertad de información y la tutela de la propia periodista y el operador".
Mientras tanto, el enfrentamiento entre Occidente y Rusia en tema de la cuestión de los misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos y Gran Bretaña a Kiev, que Ucrania pide poder utilizar para atacar profundamente en territorio ruso, alcanza niveles alarmantes. Si se concede esta autorización, advirtió el presidente Vladimir Putin, "significará que los países de la OTAN están en guerra con Rusia". "En este caso, teniendo en cuenta el cambio en la esencia misma de este conflicto, tomaremos las decisiones adecuadas en función de las amenazas que se nos presenten", advirtió el jefe del Kremlin.
En el terreno, tres trabajadores de la Cruz Roja murieron y dos resultaron heridos en un bombardeo contra un centro de distribución de ayuda en la región ucraniana de Donetsk, que el presidente Volodimir Zelensky atribuyó a las fuerzas rusas. Un ataque calificado de "inconcebible" por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que no identificó a los responsables.
La Cruz Roja precisó que las bombas cayeron en un lugar del pueblo de Viroliubivka, distante diez kilómetros del frente, donde se estaba preparando un centro de distribución de madera y carbón para calefacción en vista del invierno. La organización no proporcionó detalles sobre la identidad de los trabajadores asesinados, pero el comisionado parlamentario de Derechos Humanos de Kiev, Dmytro Lubinets, dijo que eran ciudadanos ucranianos.
"En esta guerra todo está absolutamente claro. Rusia siembra el mal y Ucrania defiende la vida", escribió Zelensky, al comentar lo sucedido, en su perfil en X, y agregó que "el mundo debe responder con firmeza".
El jefe del Estado acusó asimismo a los rusos de haber lanzado la pasada noche en el Mar Negro un misil contra una nave civil ucraniana que transportaba un cargamento de cereales hacia Egipto. "Afortunadamenteno hay víctimas, de acuerdo con las informaciones preliminares", precisó.
En lo que respecta a los combates, Zelensky admitió que los rusos lanzaron una contraofensiva en la región de Kursk para intentar empujar a las fuerzas ucranianas que comenzaron una invasión el 6 de agosto a través de la frontera.
Pero luego declaró que "todo va conforme a los planes ucranianos", sin explicar esta afirmación suya. Por su parte, el ministerio de Defensa de Moscú confirmó que las fuerzas rusas reconquistaron diez ciudades y rechazaron, con el apoyo de bombardeos aéreos y la artillería, cuatro intentos de las fuerzas ucranianas de abrirse paso en la frontera, en una nueva área, en dirección de los asentamientos de Novy Put y Medvezhye.
Los comandos de Kiev, durante la ofensiva de las fuerzas ucranianas llegaron a conquistar un centenar de asentamientos en una superficie de 1.300 kilómetros cuadrados.
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