El camino sigue siendo muy estrecho, mientras el descontento entre la mayoría pasó de ser progresivo a ensordecedor, con la hipótesis de Raffaele Fitto como vicepresidente ejecutivo que, si no se contrarresta adecuadamente, corre el riesgo de hacer estallar el apoyo de socialistas, liberales y verdes.
En ese sentido, el otro riesgo sería una nueva postergación y el consiguiente debilitamiento de la propia Von der Leyen.
Hasta ahora, la exministra alemana no ha perdido el ritmo, saliendo de la Cámara Europea de Estrasburgo en julio con una mayoría más amplia que la de 2019, pero con el voto negativo de Giorgia Meloni en el Consejo Europeo y luego de Hermanos de Italia (FDI, por sus siglas en italiano) en el Parlamento.
Una medida que complicó la estrategia del PPE de acercar a los conservadores a la mayoría.
Por otra parte -y esta es la creencia de los líderes populares, incluida Úrsula- no dar a Italia el peso adecuado significaría relegarla a una posición de semiaislamiento, lo que dañaría la propia maquinaria del ejecutivo de la UE.
De ahí la decisión de conceder a Fitto el cargo de vicepresidente ejecutivo, al igual que el liberal Thierry Breton, el popular Valdis Dombrovskis y la socialista Teresa Ribera.
Von der Leyen, en sus reuniones, siempre manifestaba que quería seguir el criterio de equilibrio: geográfico, de género y de afiliación política.
En el caso de Fitto, las fuerzas de S&D, Renew y Los Verdes aspiran a rechazar a un exponente de un partido que, por aquellos lados, se considera de extrema derecha anti-UE.
Para mantener el punto, Von der Leyen tiene dos caminos: limitar las delegaciones que reportan directamente al ministro italiano, asignándolas a Asuntos Económicos en otros lugares; o satisfacer las exigencias socialistas convenciendo a los luxemburgueses de cambiar de candidato: el popular Christophe Hansen con Nicolas Schmit, comisario saliente y "Spiztenkandidat" del PSE en las elecciones europeas.
"Estamos negociando, ya veremos. Tenemos peticiones que queremos que sean escuchadas. Es una cuestión general, no un problema de cuestiones individuales", explicó la presidenta del grupo S&D, Iratxe Gracia Pérez.
De aquí a los próximos días, la presidenta de la Comisión volverá a ver a los grupos mayoritarios.
El martes por la noche, junto con los comisarios populares, hizo balance de la situación con el PPE.
En el grupo de Manfred Weber, la defensa de Fitto es férrea aunque, según informan fuentes parlamentarias, empieza a cundir el temor a hacer concesiones excesivas a los socialistas.
Para el PPE, Italia debe estar bien representada en la próxima Comisión.
"Europa debe respetar los resultados obtenidos por el Gobierno italiano en muchas cuestiones europeas", advirtió Weber.
Entre los eurodiputados italianos que hasta ahora anunciaron su no a Fitto se encuentran los Verdes -según el portavoz nacional Angelo Bonelli- y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S).
"En 2019, FDI no votó a Paolo Gentiloni porque no hubo votación, haciendo prevalecer el interés nacional", atacó Gaetano Pedullà, recordando que Meloni "definió el nombramiento del ex primer ministro como un desastre".
Fuentes de ECR, sin embargo, rechazaron la acusación.
"En la reunión de los coordinadores de la comisión de Economía del PE se llevó a cabo la votación, y el representante de los conservadores, Van Overtveldt, se expresó a favor después de haber escuchado la opinión del propio Fitto", explicaron.
La lista de comisarios es una obra semiabierta, pues debería haber seis vicepresidencias ejecutivas.
Los griegos (que tienen peso en el PPE) y los checos (debido a la estima reconocida en Bruselas de su candidato, Jozef Sikela) aspiran a delegaciones fuertes, al igual que los polacos, holandeses y austriacos.
Para todos habrá prueba de las comisiones parlamentarias.
Y no es seguro que después de la audiencia se realice una votación.
Pero para rechazar la solicitud, el PPE podría necesitar la incómoda ayuda de grupos como los Patriots for Europe.
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