Italia está más cerca que nunca de obtener una vicepresidencia ejecutiva en la nueva Comisión Europea, aunque la presidenta, Ursula von der Leyen, todavía tiene unos días para resolver las cuestiones finales.
Su intención, pese a la complejidad del trabajo de composición del Gobierno comunitario, es presentar la lista antes de la primera quincena de septiembre. Y, a medida que se acerca la fecha límite, la marcha de Raffaele Fitto hacia una vicepresidencia ejecutiva ha cobrado fuerza.
Así lo confirmó el periódico alemán Die Welt, según el cual el presidente del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR) será "vicepresidente ejecutivo de la Comisión y será responsable de la economía y de las ayudas para la reconstrucción del Covid".
"Por primera vez, un exponente de la derecha populista al frente de la Comisión", observó Die Welt.
En los edificios de Bruselas el rumor se considera "factible", es decir, realizable.
Con algunas distinciones. Es muy poco probable que a Fitto se le asigne el mandato de Asuntos Económicos, actualmente en manos de Paolo Gentiloni.
Sin embargo, es más viable la hipótesis de que la delegación gestionada directamente por el ministro italiano se refiera a los fondos "Next Generation" y que, desde una perspectiva más general, la vicepresidencia ejecutiva abrace las carteras económicas.
La cuestión de la composición de la Comisión es tradicionalmente compleja y, a lo largo de los años, varios factores cambiaron.
El papel de vicepresidente ejecutivo se remonta a la formación de la actual Comisión, cuando la elección de Von der Leyen se produjo tras el sensacional despido de Frans Timmermans.
En ese momento, sin embargo, para llegar a un acuerdo se le ofreció al exponente socialista holandés el rango de vicepresidente ejecutivo, que tiene mayores poderes que un simple vicepresidente.
En ese punto, sin embargo, fueron el PPE y Renew quienes se lanzaron a las trincheras.
Al final quedaron tres vicepresidencias ejecutivas (a Timmermans se unieron el popular Valdis Dombrovskis y la liberal Margrethe Vestager) a las que se unieron cuatro vicepresidentes simples.
Y el equipo se completa con Alto Representante de la UE para Política Exterior, que automáticamente tiene también el papel de adjunto.
A Von der Leyen, sin embargo, le gustaría cambiar el esquema, con la supresión de vicepresidentes simples y manteniendo solo un pequeño equipo de "ejecutivos".
Italia, que en la legislatura anterior no tenía ninguna vicepresidencia, también partía en "pole" por tener un comisario que se encuentra entre los vice de Úrsula.
La elección de un perfil como el de Fitto -y la presión de la UE sobre Giorgia Meloni para que así fuera no resultó casual - simplificó significativamente el partido.
La española Teresa Ribera -con la responsabilidad de la transición ecológica-, el letón Dombrovskis -con la responsabilidad de la ampliación y reconstrucción de Ucrania- y el francés Thierry Breton -con la gestión de la industria y la autonomía estratégica ante todo- son los otros nombres que, según die Welt, se sumarían a Fitto.
La posibilidad de un quinto vicepresidente ejecutivo es concreta, pero ahí el juego parece más abierto.
También porque sobre la mesa de Von der Leyen quedan una serie de problemas pendientes, en primer lugar, el de la cuota de mujeres entre los 27 comisarios.
La presidenta había pedido a los gobiernos que propusieran dos nombres para que se cumpla el propósito de la igualdad de género.
Solo Bulgaria la escuchó.
Ante una clara superioridad de los hombres, la presión de Von der Leyen aumentó.
Bélgica, donde Didier Reynders tenía esperanzas de una reconfirmación, optó por sugerir a la ministra de Asuntos Exteriores, Hadja Lahbib.
Rumania cambió candidato, pasando de Viktor Negrescu a Roxana Minzatu.
Malta y Eslovenia, por su parte, rechazaron la petición del presidente.
A estas alturas podría haber diez comisarias de 27, incluida la presidenta; aún muy pocas para las pretensiones de Ursula von der Leyen.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA